domingo, 26 de junio de 2016

Broken spark Capítulo 15: Bestia, nunca más




Optimus, Rattrap. Dinobot y Rhinox continuaban su camino hacia el punto en donde estaban los discos dorados, cuando los sensores del rinoceronte detectaron algo.

—Esperen un momento, debemos deternernos.
—Nos detuvimos ya antes —murmuró Ratrap—. Oh, está bien, sólo dime qué sucede ahora.

El avance del grupo había sido más lento, ya que Rhinox tenía más facilidad de desplazarse en modo robot, pero aun así, esto le impedía actuar con la rapidez necesaria. Pero lo perdido en movilidad estaba compensado con los sentidos, que incluso después de los acontecimientos pasados, seguían al máximo.

—Alguien está muy cerca de nosotros.
— ¿Detectaste una nueva vaina stasis?
—No lo creo, el comportamiento de esta forma de energía es... su forma de desplazarse es...
— ¿Qué pasa?

Rhinox extrajo del interior de su coraza, de forma instintiva, el cañón rotor, y apuntó hacia arriba, por sobre las cabezas de los otros; sin embargo no disparó.

—Tranquilo grandulón, no tengo intenciones de atacarlos.

Blackaracnia se acercó al grupo a paso lento; los había localizado de forma reciente ¿estaría cometiendo un nuevo error al confiar?

—¿Quien eres?
—Alguien que sabe lo que está pasando en este mundo y quiere hacer algo al respecto, al menos para salvarse —replicó ella paseando la vista por el grupo—. Veo que van hacia esa zona.

Indicó el punto en donde la masa de energía plateada continuaba expandiéndose en todas direcciones; Optimus supuso que sabía más de lo que ellos.

—Tenemos que detener esa fuente de energía que está atacando la zona, antes que sea tarde ¿Tienes alguna idea?

La imagen de Silverbolt carcomido por esa fuerza, agonizando, pidiendo que ella terminara con su sufrimiento, pasó a toda velocidad por su mente.

—Esa fuerza fue desatada por Airazor y Tigreton, pero tengo la sensación de que no lo hicieron por maldad.
— ¿A qué te refieres?

La araña tomó entre sus tenazas una rama rota que reposaba sobre el suelo; la contempló un instante en silencio antes de hablar.

—Tigreton no son malos. No lo eran.
—Estás hablando del felino que amenazó a Megatron ¿verdad?

No, al parecer no se había equivocado; pero de todos modos tenía el presentimiento de que, hiciera lo que hiciera, las cosas no saldrían bien. Pero llegada a ese punto, prefería luchar que simplemente esconderse, de alguna manera se lo debía a Silverbolt, y a los demás, estuvieran donde estuviesen en esos momentos.

—Tigreton y Airazor querían salvar este mundo —repuso como si eso resolviera la incógnita—. No tenían malas intenciones, pero fueron traicionados por sus propias creencias.

Dinobot iba a decir algo, pero Optimus lo detuvo con un gesto; lo que fuera, podía esperar, mientras descubrían de qué se trataban en realidad las palabras de la araña.

— ¿A qué te refieres?
—Para ellos, este planeta era más suyo que Cybertron. No sé por qué fue de esa forma, pero lo cierto es que apartaron de sus mentes los recuerdos del pozo del allspark, y la esencia que nos hace lo que somos como seres biomecánicos. Por eso, cuando despertaron aquí, comenzaron un camino, el de fundirse con el entorno y la naturaleza que consideraban parte de sí mismos, y por consiguiente, quisieron protegerlo de ustedes, los invasores.

En eso tenían razón, pensó Optimus. Ellos eran invasores en un territorio que no les correspondía, pero no todos eran culpables. O al menos no de la misma manera.

—Cuando encontraron los discos dorados después de esa abominable tormenta, también encontraron a otros como nosotros, tan confundidos como lo estaba yo al momento de salir de la vaina, y nos aleccionaron en lo de ser una bestia por sobre todo; nos recordaban que no debíamos olvidar transformarnos, pero que eso era sólo un arma, un método para poder enfrentar los peligros que ustedes representaron para la naturaleza, que estaba sufriendo. Y cuando usaron los discos, pensaron que esa energía purificaría el planeta de los seres malignos, pero no pudieron entender que el poder de esos objetos ya había sido corrompido desde antes, por lo que aquello que debía ser bueno, se convirtió en eso.

Todos desviaron la mirada hacia la fuente de energía, que como un manto continuaba su lento pero amenazador avance.

— ¿Qué ocurrió con todos los demás? —preguntó Optimus— ¿Por qué nos buscaste?
—Espero que estén muertos —repuso ella con seriedad—, porque si no lo están, lo que les puede haber sucedido es peor que cualquier pesadilla que puedan imaginar. Esa cosa es una marabunta, que es capaz de carcomer y destrozar cualquier cosa que no sea originaria de este planeta. Lo que vi, al único que vi, había sido convertido en un esqueleto humeante, una masa de circuitos y spark que no podía morir, pero tampoco vivir.

Rattrap ahogó una exclamación de espanto, al comprobar que, en verdad, eso era peor de lo que podía imaginar.

—Vi a Megatron en compañía de otro, van en la misma dirección que ustedes pero desde otro punto; él piensa que puede utilizar la energía en su favor.
—Ya lo hizo antes —replicó Optimus en voz baja—, lo hizo provocando esa tormenta; si ahora logra apoderarse de los discos, nadie lo detendrá.
—Ni él ni nadie puede detener esto —dijo ella de modo definitivo—. El que se acerque será comido por esa fuerza, como si de un árbol se tratase, por obra de hormigas asesinas; pero aunque no sea así, esa fuerza debe ser destruida. Por esto es que estoy aquí, porque soy la única que sabe el punto exacto en donde están ubicado el centro mismo de esa fuerza, pero no puedo llegar por mis medios.

Optimus sabía que él sí. Y estaba dispuesto a hacerlo.

—Estamos tratando de detener a Megatron porque sabemos el peligro que representa. No sólo para nosotros y este planeta, sino para toda la vida en el espacio; si él está yendo en la misma dirección, significa que conoce un modo de utilizar esos símbolos, y no lo permitiré. Por las vidas de quienes habitan en este planeta, y los que están por venir.


2


Prepárate Tarantulas, falta muy poco.

El camino de Megatron y su, hasta es momento único aliado, había sido rápido y silencioso; la masa de energía plateada que flotaba en el cielo estaba cada vez más cerca, y aunque ambos podían percibir con sus sensores esa presencia, sabían también que estaban a salvo, de momento.

—Megatron, el peligro está aumentando.
—Lo sé, pero sé también cómo manejar esto.

Tarantula suponía que se debía a su reciente experiencia con el disco dorado, pero desconocía de qué se trataba, y el líder predacon había evitado toda información al respecto, por lo que su relato iba desde que consiguió los discos hasta que los perdió por el ataque de la otra fuerza energética.

—Mis radares están fuera de control —dijo el arácnido pasando a modo robot—. A partir de este punto no puedo identificar o registrar datos de nada que suceda.

Megatron se detuvo de forma abrupta, pasando también a modo robot; lo enfrentó, mirando con serenidad a quien hablaba con nerviosismo.

—Escucha Tarantula...

No pudo terminar la frase, ya que un ruido a lo lejos alertó sus sentidos; ambos voltearon en la dirección indicada, pero resultaba difícil identificar desde dónde provenía.

—Hay alguien cerca...

Las palabras de Megatron fueron más un murmullo que otra cosa; estaba seguro de que alguien estaba por ahí pero ¿De verdad habían sobrevivido los más tercos de todos? Un instante después vio, a no mucha distancia, a un grupo comandado por Optimus primal.

—No te muevas Megatron —exclamó Optimus de forma amenazante—. Este es el fin de tu camino.

El líder predacon alzó las manos en gesto defensivo.

—No vengo a pelear contigo, Optimus, ni con ninguno de tus...amigos.

Pero Optimus no bajó los cañones de los brazos.

—Sé lo que pretendes, ya he visto de lo que eres capaz.

Tarantulas se movía inquieto tras Megatron, pero este estaba por completo en calma.

—Lo que viví con los discos dorados poco tiempo atrás es la muestra de lo que esa energía puede hacer —se señaló a sí mismo—. Esta coraza transmetálica no sólo es una muestra del cambio físico, también hay un cambio interno en mí; he aprendido que no podemos sobrevivir mientras esa fuente de energía esté funcionando. Hay algo corrupto en ella, algo que nos destruirá para siempre.

Ninguno de los otros pudo disimular su sorpresa ante esas palabras, ni siquiera Tarantula; pero en su interior, el arácnido supo que lo más seguro era seguir el plan de Megatron, al menos hasta que supiera cuál era el mejor camino a seguir.

—No es sencillo creerte, y lo sabes.
—No tienes que creer en mis palabras, Optimus —replicó Megatron en voz baja, desviando la vista hacia el horizonte que brillaba con ese extraño color—. Hay cosas más grandes que nosotros, hasta yo entiendo eso; mis afanes de poder y de conquista he cometido muchos crímenes, pero cuando entiendes que la destrucción no va a dejar nada que conquistar, tu punto de vista cambia por completo. Esa energía desplegada por lo que en un momento fueron los discos dorados está corrupta, y su principal enemigo somos nosotros, no este planeta; está haciendo una acción de limpieza como si fuéramos un virus, y mientras no tengamos los medios para huir de la superficie de este cuerpo celeste, estamos condenados a muerte.

Las palabras de Megatron eran exactamente lo mismo que Optimus había deducido, y lo que Blackaracnia les dijo poco después de hablar de lo ocurrido con Tigreton y Airazor; pero aun así, tratándose de Megatron, podía ser una treta, y no existía margen de error en esta ocasión.

—Todo lo que dices suena bastante correcto Megatron, pero nada nos asegura que no sigas teniendo las mismas intenciones que antes.
—Lo que dice el valeroso líder es cierto —exclamó Rattrap, aunque desde un punto seguro tras él—, no podemos confiar en ti después de todo lo que has hecho, de lo que nos has hecho

Dinobot, sin embargo, tenía otros pensamientos al respecto, y así lo dejó ver.

—Estamos perdiendo demasiado tiempo Optimus. Que vengan con nosotros.

Durante un instante, hasta Megatron se quedó sorprendido con lo que estaba escuchando. Optimus bajó casi de forma inconciente los cañones, mientras volteaba hacia el saurio.

—Dinobot, sabes que él puede...
—Sé lo que es capaz de hacer, ya hablamos de eso; a lo que quiero llegar es a que no podemos desperdiciar nuestro tiempo en él, ni en tratar de eliminarlo. Megatron se ha propuesto llegar hasta el mismo punto que nosotros, y lo hará con o sin nuestra ayuda.

El líder predacon aguardó en silencio hasta escuhar cada una de las palabras; al hablar él, no cambió ni un ápice en el sentido de su discurso original.

—Dinobot tiene razón en lo que dice, pero también hay algo más: nuestro instinto de supervivencia es mayor a cualquier otra cosa, y no pretendo morir aquí, como seguramente ustedes tampoco. Así que, si están de acuerdo, continuemos.

El grupo continuó el avance en una tensa calma; Blackracnia había sentido un rechazo hacia Megatron desde el momento de verlo, pero tenía conciencia de que su presencia no podía ser evitada sin una fatal pérdida de tiempo. Dinobot se mostraba extrañamente sereno y silencioso, mientras Rattrap no dejaba de quejarse por cualquier cosa insignificante que sucediera; por su parte, Rhinox aguardaba a que el momento en que su presencia fuera más necesaria que en ese trayecto, ajeno al sonido sordo del avanzar de Tarantula, que intentaba mantener distancia, y a su modo, planear algo en su contra tras el fallido ataque en la derruida base decepticon. Optimus y Megatron, en tanto, dirigían la marcha, mirando al frente, avanzando casi como si se tratara de dos casuales componentes líderes de un equipo que trabajaba unido.

—La coraza transmetálica no es suficiente para enfrentar esa energía —reflexionó el saurio hacia Optimus—. Pero sé que al menos puedo resistir lo suficiente para acercarme, y puedo volar.
—También puedo volar, y de seguro más rápido que tú —replicó Optimus de forma reservada—, pero lo que importa no es tanto el acercamiento sino la forma en que vamos a enfrentar esta situación. Tú estuviste ahí, es tu responsabilidad que los discos se hayan trastocado en lo que ahora son ¿Acaso sabes cómo resolver este enigma?

No, no lo sabía, y esa era quizás la más riesgosa y a la vez más acertada apuesta que estaba haciendo en esos momentos.

—No es sencillo explicar lo que sucedió ahí dentro, no —dijo de forma ausente—, y no puedo perder tiempo divagando acerca de eso. Pero ese poder se resguardaba por sí solo, es un tipo de energía básica, que no puede ser manipulada de forma tan sencilla.
—Por eso fracasaste.

El saurio evadió el tema, para evitar terminar hablando del amigo de su enemigo que ahora estaba muerto.

—Sí, por eso fracasé. Pero alcancé a entender algo de todo esto, y es que más que destruirlos, los discos dorados deben ser separados; en un punto al centro de todo eso, ambos discos están envueltos en un espiral de energía pura, desde donde emiten esa forma plateada que vemos cada vez más cerca.

Blackaracnia sabía el punto exacto en donde eso estaba sucediendo, pero conforme avanzaba el tiempo, comenzaba a temer que su predicción acerca del destino de Airazor y los demás fuese demasiado alentadora; la muerte era una perspectiva demasiado tranquilizadora para quien estuviera más cerca de lo necesario de aquella energía, hacia la que se dirigían. Sin embargo, no podía decirlo sin dañar la misión, y con ello el destino de todos, incluso el suyo; tendría que estar más alerta aún, por si las cosas cambiaban de rumbo de forma drástica.

—No va a importar tanto la fuerza, sino la forma —sentenció Optimus ignorando sus presentimientos de malos augurios—, es primordial que estemos enfocados en esto; Megatron, si tratas de hacer cualquier cosa en contra de lo que en necesario, no dudaré en acabar contigo. No habrá advertencias.

El otro no pareció intimidado ni preocupado por la abierta amenaza, más bien se veía confiado.

—Una advertencia sana que sin duda demuestra que estamos en el lugar correcto. Ya se puede sentir la energía de esa fuerza en el aire. ¿Lo percibes?

Tanto Tarantula como Rhinox comenzaron a realizar análisis de espectro mientras el grupo se detenía; sobre ellos, en el cielo, el manto metalizado ya estaba a pocos cientos de metros, por lo que las variaciones en los campos electromagnéticos se podía sentir incluso sin utilizar sensores especiales. Se trataba de una especie de nube compacta que abarcaba desde el suelo hasta varias decenas de metros de altura; estaba avanzando, de forma lenta pero inexorable, expandiendo el diámetro original.

—Esperen un momento —dijo Rattrap—, no podemos entrar, esa cosa nos comería en un instante.

Dinobot probó con un disparo directo de sus lásers oculares; se hizo un agujero en la masa de energía, pero al cabo de un par de segundos volvió a su forma original.

—Parece que eso no sirvió de mucho lagartija.
—Te equivocas roedor —replicó Dinobot con calma—, lo que demuestra es que necesitamos configurar una frecuencia de disparo específica para que funcione.

Rhinox ya se había adelantado a este experimento, y estaba haciendo una serie de cálculos, basado en la percepción que le brindaban sus sensores internos; Tarantula estaba realizando los mismos análisis.

—Tenemos que generar un tipo de fuerza densa, que permita abrir un túnel por el que podamos pasar; para destruirlo, tenemos que llegar a su centro.
—No, eso no funcionaría —replicó Rhinox—, porque nosotros producimos la energía que esa cosa está buscando para absorver, es lo que Blackaracnia nos dijo que había sucedido antes, y debido a las altas concentraciones de energía de esa masa, se nos pegaría como una sanguijuela.

Tarantula realizó algunos análisis más, comprobando que la opinión del otro era correcta.

— ¿Y entonces qué propones?
—Tenemos que usar lásers de baja frecuencia, para generar una distorsión física en la masa energética.

El resto observaba, mientras el debate entre los científicos continuaba. Optimus no podía dejar de estar pendiente de Megatron, y a la vez preguntarse por qué es que se demostraba tan colaborativo ¿El miedo sería un factor decisivo?

—Tarantula, di cuál sería el rango correcto de baja frecuencia: hay que usarlo ahora mismo.

El otro asintió sin decir nada; ambos científicos intercambiaron datos bajo la atenta mirada de sus respectivos líderes, mientras a no mucha distancia, la masa de energía continuaba acercándose. Blackaracnia estaba cada vez más nerviosa ¿Sería de verdad prudente no mencionar lo que podía suceder? Sentía que Megatron sólo fingía, que en cualquier momento iba a atacar, de modo que siguió alerta, esperando estar equivocada. Poco después los dos científicos llegaron a un acuerdo, y todos programaron sus lásers para la frecuencia indicada: a partir de ese momento no podían cometer error alguno.

—Escuchen bien —dijo Optimus con decisión—avanzaremos por tierra en una formación cerrada, Megatron y yo a la cabeza, Blackaracnia y Tarantula a nuestro lado, Rhinox al centro, y Dinobot y Rattrap a la retaguardia. Según las instrucciones, tenemos que liberar el láser de baja frecuencia en ráfagas lentas y espaciadas, de modo que una segunda tome el rumbo de la primera, para generar una oleada.

Todos se mostraron de acuerdo; sin embargo, Optimus se sentía obligado a preguntar si alguien quería desertar, aunque nadie lo hizo.

— ¿Quién diría que las cosas llegarían a este punto? —dijo Megatron mientras avanzaban hacia la masa de energía—. De alguna manera siento que esto tenía que ser así.
—No evadas el hecho de que nada de esto habría pasado si no fuera por tu causa.
—No pretendo hacerlo; pero, sin embargo, Optimus, me gustaría que al menos en lo que a esta misión corresponde, pudieras confiar en mí.

Ninguno de los dos dijo nada, mientras el grupo se acercaba en formación cerrada hacia la nube de energía; después de una mínima resistencia, los lásers hicieron el efecto deseado, generando una especie de túnel a través del cual podían ingresar. Al interior, privados de la claridad del día y de la visión de otra cosa que no fuera una confusa nube de materia, el silencio era aterrador.

—No sé qué tan grande pueda ser tu amor por la vida, aunque sea por la propia, como para arriesgar perder lo que puede ser una fuente de energía para tus planes.
—Todos nosotros venimos equipados con un instinto similar, en ese sentido. Además, como dije hace poco, si este planeta es destruido o nosotros somos consumidos, no habrá nada que conquistar.

Iba a decir algo más, pero un extraño sonido llamó su atención en otra dirección; de pronto, entre la bruma plateada que formaba una inestable pared, se vieron varias figuras caminando de forma errática hacia ellos.

—Se suponía que los animales de este lugar escapaban de esa forma de energía —comentó Rattrap— ¿cómo puede ser que…?

Blackaracnia entendió entonces lo que estaba sucediendo, un segundo antes que sus ópticos lo vieran, y dio la voz de alarma.

—Son las otras bestias!
— ¿Qué, pero cómo?

De entre la pared de bruma, pudieron ver aparecer a Airazor, Tigreton, Depthcharge, Cobra  y Rampage, aunque sólo eran espectros de lo que habían sido tan sólo un par de horas antes. Con horror, los demás vieron sus cuerpos destrozados, corroídos por el agente externo que, como un ácido, había destruido la mayor parte de la coraza externa, dejando a la vista los circuitos, sin embargo de lo cual, esta misma fuerza los mantenía en un estado de no-muerte, donde se movían y eran capaces de detectar a otros seres, hacia los que avanzaban con mortífera decisión, dispuestos a destruirlos.

—En el nombre de todos los primes…
— ¿Pero qué demonios es esto?

Blackaracnia no pudo evitar un instante de debilidad, ante el recuerdo de Silverbolt pidiéndole que lo matara para terminar con su sufrimiento. Pero eso había sido unos minutos después de ser infectado por esa fuerza, de modo que aun tenía dentro de él un poco de la conciencia original. Estos seres estaban mucho más allá de eso.

— ¡Son zombies! —exclamó con fuerza— La energía los atrapó y los ha corrompido.

Notaron que los zombies estaban alrededor de ellos; existían leyendas acerca de los zombies, criaturas que, tras morir, eran reanimadas con algún tipo de energía muy poderosa, lo que reconstruía en parte los cuerpos, pero no devolvía el spark, por lo que os seres se convertían en devoradores de cuerpos, una innombrable forma de vida que intentaba absorber de otras como la suya la esencia, en busca del retorno que jamás iba a ocurrir.

—No se ven muy amables —dijo Rattrap mientras se acercaban a ellos—. No parece que quieran conversar ¿Qué hacemos?
—No tenemos alternativa —sentenció Optimus—. Hay que destruirlos.
— ¿Estás seguro?
—Sí, lo estoy. No importa que veamos que parecen ser como nosotros, ellos no son más bestias ni Transformers; la única forma de terminar con su sufrimiento es destruir esos cuerpos, que tienen una chispa infectada. Al destruirlos, liberaremos la spark y podremos continuar.

El grupo preparó armas, pero al mismo tiempo no podían dejar de lanzar las ráfagas a la pared de niebla plateada.

—Esperen, no podemos dejar de disparar las ráfagas de baja frecuencia, pero esas no le hacen nada a los zombies.

Optimus y Megatron tuvieron la misma idea.

—Ustedes continúen el avance en formación cerrada; nosotros nos encargaremos de ellos.

Durante frenéticos minutos, los dos líderes se enfrentaron a los zombies, usando todo su poder; la batalla fue encarnizada, pero tras varios intentos y usando todos los poderes que tenían, consiguieron derribar a Tigreton y Airazor, cuyos cuerpos, una vez destrozados, se disolvieron sobre el suelo, dejando a la spark salir de ese sitio, libre de la infección que hasta entonces la había controlado. Sin embargo estaban perdiendo mucho tiempo en mantener alejados a los demás, algo que Megatron tuvo que solucionar disparando una ráfaga de lásers muy potente, que los hizo retroceder y mantener a salvo al resto.

—Rayos.

El costo fue que la nube se volvió inestable ante el despliegue de rayos y misiles, con lo que los intentos de los otros se volvían a cada segundo menos efectivos. Megatron despedazó a Cobra de un disparo certero, quedando sólo Rampage y Deptcharge pare eliminar, al mismo tiempo los que a todas luces eran los más fuertes del grupo.

—Estamos corriendo mucho riesgo luchando a distancia —dijo Megatron—.
—Sólo nos queda luchar cuerpo a cuerpo, y esperar que no nos infecten —replicó Optimus pensando en lo mismo en ese instante—. No te descuides.

Ambos líderes, perfectamente sincronizados, se arrojaron contra los rivales, consiguiendo derribar a ambos; sin embargo, los zombies realizaron un cambio en su forma de ataque, se replegaron y quedaron de pie a poca distancia del grupo, bloqueando el paso.

— ¿Qué es lo que está sucediendo?

Rhinox sabía que las cosas iban de una forma distinta al plan, pero en esos momentos estaba perdiendo la capacidad de analizar todos los eventos sin el factor visual.

—Algo cambió en ellos —replicó Rattrap—. Es como si estuvieran defendiendo algo ¡Claro! La fuente de energía está justo detrás de ellos ¡Me oyes Optimus!

Ambos líderes lo habían escuchado. Sin otra alternativa, dispararon con todo su poder en contra de los zombies, quienes en vez de contra atacar, recibieron el impacto de forma directa.

— ¿Se rindieron?
—Oh no…

Demasiado tarde, Optimus entendió que los zombies habían buscado eso; al recibir los impactos de energía, sus cuerpos estallaron, haciendo colapsar el delicado equilibrio de la nube de energía que los envolvía a todos. De pronto, todo se convirtió en un mar de energía, que se precipitó hacia ellos con el poder de un caudal sin freno.

— ¡Nooo!

La nube de energía se transformó en un mar plateado, que en vez de dispersarse, se convirtió en un remolino, confluyendo hacia el centro. Precedido por un disparo de gran poder, Optimus surgió en vuelo, llevando junto consigo a los otros cuatro, mientras a muy poca distancia, Megatron salía, con Tarantula colgando de su costado.

—Quítate idiota, harás que pierda el equilibrio.
—No me dejes caer Megatron ¡Megatron!

El saurio se liberó de Tarantula, que cayó sin poderlo evitar sobre el mar de energía; su cuerpo se disolvió en medio de ese gran poder, en medio de un destello y un grito desgarrador. Optimus en tanto, logró esquivar algunos choros de esa extraña agua, pero sabía que el poder no era suficiente para sostener a los otros cuatro en vuelo. La distancia que los separaba del borde era demasiada, no llegaría hasta ese sitio.

— ¡Megatron!

El otro volaba con mucha más facilidad al no llevar carga consigo, e hizo un gesto de despedida mientras hablaba.

—Lo siento Optimus, pero yo no soy uno de tus allegados.

Sin embargo, Blackaracnia y Dinobot actuaron a un tiempo, interrumpiendo su escape. En un espectacular salto, Dinobot logró caer sobre Megatron, mientras la araña lanzaba tela sobre él; uniendo los esfuerzos de ambos, consiguieron someterlo y obligar a que siguiera sus movimientos.

—Sueltenme.
—Eso ni lo pienses Megatron —exclamó Dinobot—, no te dejaré huir ahora que puedes servirnos.

Aun en contra de su voluntad, Megatron y los demás sobrevolaron durante unos instantes más la masa de energía; los discos dorados al fin estaban a la vista, en el centro del gran remolino.

— ¿Puedes verlo —exclamó Rhinox— ¿Están bajo nosotros verdad?
—Sí —replicó Optimus, exhausto—, sólo tengo que hacer un disparo acertado.

No, no podrá hacerlo con Rattrap y yo a cuestas, pensó Rhinox. De pronto tuvo certeza total de lo que tenía que hacer, y actuando antes que alguien pudiera hacer otro cambio, se soltó del gorila, arrojándose al vacío.

— ¡No Rhinox!

El grito de Optimus se escuchó como un bálsamo, a lo lejos. Extrayendo sus cañones giratorios, Rhinox los programó en modo de autodestrucción, dejándolos otra vez dentro de su coraza. Sintió los gritos de sus amigos mientras caía, estaba bien, ellos lograrían vivir.
La caída inevitable del robot ciego fue más perfecta que la de uno que hubiese visto el blanco al que apuntaba; un instante después, la explosión en el centro del remolino hizo que colapsara nuevamente, produciéndose un efecto inesperado: el torrente de energía cambió de curso durante una milésima de segundo, antes de generar una enorme explosión que arrojó a todos por los aires.

— ¡No, los discos!

Con los discos destruidos, la energía perdió el centro que la había estado conduciendo hasta ese momento: un rayo rojo de gran poder fue despedido hacia el cielo, quedando como une nueva nube, esta vez en la atmósfera.
Aprovechando la distracción, Megatron consiguió soltarse de las ataduras, disparando potentes rayos que derribaron a sus captores; mientras ambos caían, decidió concentrarse en eliminar al mayor número posible de enemigos, y se lanzó en picada contra Dinobot.

—Ya no tienes nada Megatron.
—Aún puedo tener tu spark —replicó el otro, lleno de furia—, la usaré como un faro para que todos sepan quién es el predacon más poderoso de todos.

La superficie sobre la que se había esparcido la nube de energía se veía ahora como un desierto, con la tierra reseca y resquebrajada, y sólo los restos de los cuerpos de las otras bestias esparcidos por el lugar. Dinobot y Megatron cayeron engarzados en una fuerte pelea, de la que se levantó el líder predacon, victorioso.

—No importa cuánto lo intenten, el resultado sigue siendo el mismo.
—Te equivocas.

Aunque herido,  Dinobot se levantó nuevamente, y en un instante el líder predacon se vio rodeado por él, Rattrap, Blackaracnia y Optimus, todos apuntando de forma directa.

—Es tu fin Megatron.
—Te equivocas de nuevo Optimus —replicó el otro, erguido de satisfacción— ¿Acaso tu experto nunca te explicó que las explosiones pueden generar consecuencias?

Por un momento nadie dijo nada, luego fue demasiado tarde; la energía que antes había subido en una vorágine de poder, descendió sobre ellos, específicamente sobre el predacon, que había calculado el punto exacto mientras se lanzaba en picada. Envuelto en un poder nunca antes visto, Megatron se sintió todopoderoso, y desplegó rayos de poder en todas direcciones, dispuesto a terminar con ese enfrentamiento de manera definitiva.

—Todos ustedes caerán, ante mi gran poder.

Optimus entendió que Megatron había adquirido un poder con el que nadie podría lidiar; su batalla había sido en vano, lo único que quedaba era tratar de salvar las vidas posibles.

—Rattrap, Dinobot, Blackaracnia, escuchen, deben alejarse de aquí ahora mismo.

Rattrap aun estaba en shock por el sacrificio de Rhinox, por lo que escuchar esa orden le sonó ridículo.

— ¿Estás loco? Ese demente todavía está aquí, tenemos que…
—No, no tienen —replicó Optimus. Su voz era serena, a pesar de las circunstancias—. No existe forma de derrotarlo en este planeta, pero aún con ese poder, sigue atrapado aquí; ustedes, los que quedan, deben huir, encontrar los restos de las naves y salir de este planeta; de vuelta en Cybertron, podrán dar aviso de lo que está pasando.
—Pero Optimus…
—Obedezcan mi orden, es la única manera. Megatron quiere eliminarnos no sólo porque seamos una molestia, sino porque al hacerlo, nadie podrá prever sus planes en los confines de las estrellas. El sacrificio de Rhinox, y todas las muertes no deben ser en vano.

Sin esperar más volteó hacia el enemigo, y corrió hacia él, dispuesto a todo con tal de detenerlo el tiempo suficiente. Rattrap tomó la decisipon de acatar las pordenes por primera vez.

—Eres el ser más repugnante por tener la razón en los momentos equivocados.

Sin esperar más corrió en sentido contrario. Mientras tanto, Megatron disparó rayos en contra de quienes escapaban, pero fueron detenidos por ataques de Optimus.

—Optimus, has venido hasta aquí para morir.

El líder maximal no dijo nada. Activando su capacidad de vuelo, sobrevoló al poderoso rial, viendo con impotencia cómo sus armas no le causaban el menor efecto. Al menos el otro parecía que no podía volar.

—No importa si te alejas ahora —exclamó al enemigo lleno de poder—, puedo alcanzarte de todas maneras.

Por sorpresa, usó la energía que emanaba como un  látigo, con el que atrapó a Optimus, haciéndolo estrellarse contra el suelo.
No, no puedo terminar así, se dijo Optimus luchando por liberarse. No ha terminado, no puedo permitirlo.
Sin embargo, la energía estaba quemando su cuerpo de la misma manera que antes lo había hecho con Airazor y los demás; su cuerpo no resistiría mucho, al igual que las fuerzas en su interior.

—No lo entiendes, ahora he absorbido una forma refinada de la misma fuente de energía que produjeron los discos.
—Esa energía va a consumirte como a los otros.
—No, porque esto era lo que tenía que volver a la superficie del planeta; ahora que los discos se han ido, este poder es más puro que antes ¡Ya puedo sentir la fuerza de la naturaleza, la dominaré por completo!

Mientras volvía a azotar a Optimus contra el suelo, lanzó poderosos rayos, los que derribaron a Rattrap y a Blackaracnia.

— ¡No!

Sus cuerpos humeantes quedaron tirados a unos cuantos cientos de metros del punto de la batalla; Megatron se quedó de pie en modo robot, a muy poca distancia de Optimus, usando la energía que emanaba de él como una extensión de su brazo derecho. Con esa extremidad lo aplastó contra el suelo.

—Ya no queda nadie que pueda vencerme.
—Te equivocas de nuevo.

Dinobot había regresado, desobedeciendo las órdenes de Optimus; en una maniobra arriesgada, se arrojó contra Megatron, clavando en el óptico derecho el filo de su arma. Desprevenido por el ataque, Megatron no pudo contrarrestar ese golpe con el campo de fuerza, sintiendo cómo el ojo explotaba, causando una explosión y una fuga de energía.

— ¡Maldito, pagarás por eso!

Lleno de rabia, Megatron usó el otro brazo y su extensión de energía para envolver a Dinobot con él, aplastándolo también contra el suelo; todavía tenía que aprender  a manejar con detalle ese nuevo poder, pero de momento era suficiente.

—Los aplastaré a ambos como los insectos que son ¡Ríndanse ante el poderoso Megatron!

Optimus vio que el cuerpo de Dinobot comenzaba a colapsar por la descarga de fuerza sobre él, pero al mismo tiempo descubrió que su acción había tenido resultado: la fuerza que actuaba como coraza estaba fugándose por la entrada del óptico dañado ¡Era su única oportunidad!

—Esta vez no voy a fallar, ni me inclinaré ante ti.

Concentró todo su poder en el cañón del brazo izquierdo, sabiendo que sería la última oportunidad que tendría en esa batalla. El rayo entró por la abertura del óptico, explotando poco después; la coraza energética que había envuelto a Megatron se disolvió, cayendo como rocío sobre la tierra: en efecto, todo ese poder era el que había sido tomado por la acción combinada de los dos discos dorados, de modo que al estar sin control, regresó a su origen.

—Dinobot.

El líder predacon se desplomó ya sin el poder que u instante antes presumía; Optimus, en tanto, se arrastró hacia el cuerpo de Dinobot, demasiado dañado ya para poder ser salvado.

— ¿Lo lograste?
—Sí Dinobot. Lo siento, debí poder derrotarlo antes.
—Si conseguiste eliminarlo, entonces el trabajo está bien hecho —resolvió el otro, en voz baja—. Fui un elemento de peligro para todos, me alegra haber podido hacer algo por ustedes.
—Hiciste más de lo que crees; has salvado la vida de todos los que viven en este planeta.

Por un momento ninguno de los dos habló. Dinobot cerró los ojos, demasiado cansado para seguir.

—Eso está bien…Optimus…

No pudo seguir hablando. Un disparo en el centro del pecho terminó de forma acelerada con su vida.

— ¡No!

Horrorizado, Optimus volteó, encontrándose con Megatron, todavía de pie. El líder predacon lucía una herida grave en el óptico, además de una serie de daños en todo el cuerpo, pero al haber estado usando el poder del rayo en vez del suyo propio, había llegado hasta ese punto con reservas suficientes.

—No, no es posible…
—Sí, sí lo es —dijo el otro con voz alegre—. En tu afán de preocuparte de los tuyos, desperdiciaste la única oportunidad de eliminarme, justo cuando la tuviste entre las manos.

El gorila desplegó los cañones, pero ninguno de ellos funcionó; en efecto, había gastado toda su energía en ese último disparo, y en esos momentos se encontraba demasiado agotado para seguir peleando. No pudo evitar que el otro apuntara directo a su pecho.

—Habría esperado una eternidad por un placer como este. Adiós Optimus.

En un intento desesperado, el gorila se aferró al brazo de su rival, intentando bloquear la salida del arma y volver el disparo también en su contra, pero falló. Un momento después, Optimus primal caía, sin vida, de espalda sobre el reseco suelo de la superficie del planeta.

—La guerra de las bestias al fin concluye —dijo Megatron, hablando solo—. Y en este planeta existe una cantidad tan grande de energon, que es sólo cuestión de tiempo para que pueda construir mi reinado. Mi reino en el universo tendrá su centro en este cuerpo celeste.

Su voz se vio interrumpida por un sonido sordo, y una explosión que atravesó su pecho, desde la espalda.

—Es imposible, no queda nadie…no hay nadie que pueda oponerse a mí…

Pero ante su sorpresa, sí quedaba alguien. Un zombie que nadie había previsto, estaba ahí, detrás de él, y había atravesado su maltrecho cuerpo con uno de sus brazos, atrapando entre sus garras la spark del líder predacon. Herido de muerte, Megatron luchó por sobrevivir, pero en esa ocasión, sus intentos fueron inútiles; despojado de la spark, cayó de bruces, como un humeante cuerpo más sobre el desierto.

—Waspinator tiene un regalo…

La voz deformada de Waspinator se dejó oír con un eco monstruoso; afectado por la onda de energía, su resurgimiento después de haber sido destruido por Megatron lo llevó a u sólo objetivo: recuperar la vida que su líder le había arrebatado. Y el cuerpo de Waspinator, destrozado pero aún completo, sintió el calor de la spark, la acunó entre sus garras, y clavó en ella sus colmillos, preparado para absorber de la forma que fuese el elixir de vida.



Fin

Custom: Metallized Swerve


Desde la salida de Sideswipe en el movieverso, se convirtió en uno de mis personajes favoritos, amén que es un maravilloso Corvette stingray; sin embargo, el Swerve que salió nada más con un cambio de cabeza y en un pálido rojo me alejó de comprarlo.
Tiempo después, decidí hacer una prueba de color, usando un efecto tipo cromo más metalizado, en donde la idea es un color de base, luego el color en cuestión y un terminado brillante que luzca lo más cercano posible a un automóvil de verdad. Así es como usé el ingenioso molde de Sidearm Sideswipe para dar origen a Metallized Swerve, una figura con un aspecto homogéneo en vehículo, un tipo de rojo encendido, y las variaciones propias en robot; de hecho, el acto de que las piernas sean plateadas y tenga cambios de tono en el torso es para reforzar la idea de modos independientes.









Es una de las figuras donde he hecho mayor número de detalles.










lunes, 6 de junio de 2016

Broken spark Capítulo 14: Elegir entre enemigos




Al despuntar el alba del siguiente día, en lo alto de la colina emergió el vuelo majestuoso de Airazor, quien terminaba de realizar su despliegue matutino. Tras planear en una curva cerrada, descendió y se podó en una roca alta y de angulosas facetas. A un costado, apareció caminando Tigreton, a paso sosegado, refulgiendo su coraza blanca bajo el potente sol de un día que dejaba atrás la tormenta que asolara la superficie tan sólo unas horas antes.

—Nos espera una larga jornada, Airazor.

Los ópticos de ella visualizaron en un rápido paneo la zona nevada a sus espaldas, la zona boscosa donde regía Blackaracnia, los campos de su propiedad, y el resto del horizonte, en principal las dos zonas paralelas desde donde provenían los de su especie, pero que eran tan lejanos a ellos.

—Este va a ser un día decisivo —observó ella con serenidad—. Tenemos que mantener el control absoluto de este planeta, o los otros pueden causar un daño peor que el que ya han hecho.
—Haremos todo para conseguirlo.

Avanzando de forma sigilosa, Blackarannia se situó a un costado de ambos, seguida por Silverbolt; ambos mantuvieron un silencio respetuoso, a la espera de instrucciones. Poco después, Quickstrike, Inferno, Rampage y Depthcharge se dejaron ver, como súbditos a cierta distancia, manteniendo un respetuoso silencio.

—Hemos tenido unas horas largas y difíciles —exclamó Tigreton con tono serio, dando énfasis a cada una de sus palabras—. Lo que hemos experimentado no lo entenderá nadie jamás, pero ahora sabemos con exactitud qué, y cómo hacer.

Airazor alzó la voz; tenía una calma y serenidad que parecían esparcirse por el lugar, de la misma forma que el rocío de la mañana.

—Ahora no sólo somos parte de la naturaleza, hijos, sino que somos y seremos quienes la controlamos; con el nuevo poder que nos ha sido concedido, y que surgió desde el fondo de la tierra, haremos que el equilibrio natural regrese, en toda su gloria.

Se hizo un profundo silencio, ni siquiera interrumpido por el sonido de aves o pequeñas alimañas alrededor; todos habían huido, desconociendo la naturaleza exacta de lo que los instaba a escapar despavoridos, pero sabiendo en su interior que el peligro que se avecinaba era tan grande, que sólo correr serviría para intentar mantener la supervivencia.

—Tenemos extrañas formas robóticas, alejadas de lo que la naturaleza dicta: pero tenemos la confianza en La energía, el poder de la madre naturaleza, que nos dio nuestras verdaderas apariencias, las de bestias que reinan en este mundo.

Las palabras de Tigreton eran intensas y llenas de emoción, como si a través de ellas quisiera llegar hasta la spark de cada uno de los hijos que figuraban a su alrededor. Airazor elevó el vuelo.

—A partir de ahora, junto a mi consorte Airazor, los guiaremos en esta cruzada, donde el poder que nos ha sido concedido será esparcido a todos y por todos, para justicia y paz.

Airazor llevaba consigo uno de los dos discos dorados, mientras el propio Tigreton alzaba en sus manos el segundo de ellos; ambos objetos brillaban ante la luz matutina como si tuvieran vida propia. Las miradas de los demás voltearon hacia ellos, ambos pilares de su construcción de personalidad, los seres que los llevaron al entendimiento luego del confuso despertar durante la noche, quienes les habían explicado cómo es que el destino los había llevado a ese paraje, que sería su nuevo hogar.
La luz de ambos discos brilló en el cielo.


2


Rattrap, Dinobot y Rhinox avanzaban a paso decidido en forma de bestia, el último de ellos a la retaguardia, guiándose por el sonido de los pasos de quienes lo precedían; el camino había sido silencioso para todos, incluso para Optimus, que iba al principio del grupo; sus ópticos ya lo percibían a menos distancia, mientras sus sistemas indicaban que la zona de los hielos se aproximaba. De pronto, todo el silencio alrededor fue interrumpido por un murmulo que venía desde lejos.

—Está sucediendo algo extraño —dijo Rhinox deteniéndose—. No puedo identificar lo que se aproxima.

Estaban en un punto medio entre la zona rocosa, los bosques y los hielos, aunque estos últimos estaban al frente, en línea recta. El grupo se detuvo, a la expectativa de lo que pudiera ocurrir.

—Vamos —dijo Rattrap algo hastiado por la detención, y por todo el viaje en realidad—. es spolo un ruido a los lejos, una subida de río o algo así.
—No, no es algo sencillo, y tampoco natural —objetó Rhinox—, está sucediendo algo fuera de orden.
—Él tiene razón —comentó a su vez Dinobot aguzando la vista hacia el horizonte blanco—, hay...una especie de temblor, pero no parece un movimiento telúrico natural.


Optimus decidió salir de dudas de inmediato, pasando a modo robot; en un instante activó los propulsores, tomando como punto de vista el mismo horizonte teñido de blanco al centro, y de verde hacia la derecha. Sólo le bastó una mirada para saber lo que ocurría desde esos dos frentes, y regresó al suelo a toda velocidad.

—Tenemos que refugiarnos —exclamó con decisión—, estamos en peligro.

Rattrap pasó a modo robot sin esperar nada, y extrajo desde su coraza el arma, listo para atacar.

—No vine hasta aquí para eso ¡Dime dónde están esos predacons!
—No son predacons —replicó Optimus con tono de urgencia—, no se trata de eso, no podemos atacar a quienes vienen hacia acá.
—No entiendo de lo que hablas.
—Es una estampida.

Tanto Rhinox como Dinobot fueron lo suficientemente prudentes como para pasar de regreso a modo bestia, el primero guiando al segundo hacia un lugar seguro.

— ¿Y qué clase de bestia viene en estampida?
—Todas.


3


Tarantula apareció en la senda que llevaba Megatron, hablando con tono de urgencia y apremio.

—Megatron, algo ha cambiado el panorama.
— ¿De qué se trata?
—He localizado los discos dorados, y ambos están en el mismo sitio.

Megatron se detuvo, saboreando la experiencia en esos momentos.

—Eso es excelente Tarantula, indícame las coordenadas para poder llegar lo más pronto posible.
—La situación es un poco complicada, señor.
— ¿A qué te refieres?
—Los parámetros de energía que he detectado...hay algo que está sucediendo con los discos.

La posibilidad de que alguien más estuviera manipulando los discos dorados en su ausencia era posible, pero le parecía bastante improbable. A menos que...

— ¿En qué dirección detectaste esos movimientos.
—Señor...
—Sólo dilo.
—Hacia el sector de los hielos señor.

El felino que había aparecido hace no mucho,a  amenazarlo en su territorio. De alguna manera, Megatron supo que ese sujeto tenía en su poder los discos dorados, quizás porque ya desde un principio esperaba que su supervivencia al cambio de stasis a forma robótica lo hiciera más resistente que la mayoría.

—Eso quiere decir que se avecina una interesante situación.
—Eso no es todo señor.

El felino estaba en la posibilidad de acceder a un tipo de poder que él mismo ya conocía; pero el hecho de haberlo utilizado le daba a él la ventaja, y una suerte de desinterés en las probables consecuencias. Incluso una derrota ante un ser de energía lo había hecho mejor.

—Sí, dijiste que había una complicación.
—Los datos que me entregaste de tu... experiencia pasada...no son los mismos que he detectado a través del radar.
— ¿Cómo es eso?
—Al parecer —replicó la araña—, luego de tu "experiencia" con los discos, estos también cambiaron. La frecuencia sigue siendo la misma, pero el espectro electromagnético ha cambiado. Antes era un tipo de energía fuerte, cambiante y salvaje, pero ahora parece ser sólo estable.

Megatron pasó a modo bestia y continuó su avance a paso decidido.

—Eso significa que esta vez, la batalla no es la mejor opción —reflexionó el líder predacon mientras continuaba su avance—. Y también significa que no somos los únicos en esa dirección. No pierdas el paso.


4


Hasta el momento en que los discos dorados comenzaron a brillar, uno en poder de Tigreton en la tierra, y el otro en el de Airazor en el cielo, Blackaracnia no había hecho más que estar inmóvil, a muy poca distancia de ellos; su pretendiente Silverbolt estaba cerca de ella, mirándola de reojo como todas las horas anteriores hasta ese momento, pero los pensamientos de la arácnida estaban en otra parte. Su despertar había sido tormentoso, solitario, en una situación donde sentía la energía correr a su alrededor y por su cuerpo, cambiando su forma; estaba dentro de la vaina y quería gritar de terror, pero siguió ahí sola, durante lo que le pareció una eternidad. Después salió y siguió sola, de modo que cuando los encontró a ellos, y ambos la acogieron y la entendieron, sintió que había encontrado un rumbo en su existencia.



—A partir de ahora, junto a mi consorte Airazor, los guiaremos en esta cruzada, donde el poder que nos ha sido concedido será esparcido a todos y por todos, para justicia y paz.

Escuchó las palabras de Tigreton de forma ausente, sin saber muy bien qué era lo que sucedía; sus sentidos eran muy desarrollados, de modo que en el corto tiempo que tenía en ese planeta, ya conocía quizás mucho más que la mayoría: algo no estaba bien, o dicho de otra manera, algo había cambiado de una forma que no era la correcta ¿De qué podría tratarse? Algo en su interior alertaba aún más los sistemas, diciendo a sus sentidos que no debía, que no podía ¿No podía qué, no debía qué? Mientras la reina de esa zona elevaba el vuelo con el disco sujeto entre sus patas, desplegando un brillo que parecía buscar el que emitía el disco sujeto por Tigreton en alto, Blackaracnia entendió; no desde la razón, sino desde la percepción.

—Tengo que salir de aquí.

Hizo ademán de moverse, pero Silverbolt se interpuso en tu camino, susurrando alarmado.

— ¿Qué sucede princesa?
—Déjame pasar, tengo que irme de aquí.
—No digas tonterías —murmuró él—. Nos han explicado con claridad que tenemos que estar quietos hasta que terminen el ritual.

¡De eso se trataba! En ese momento la razón completó el panorama que antes estaba apareciendo en su mente, de una forma concreta y por cierto, aterradora. Silverbolt pareció adivinar sus pensamientos, y la sujetó por los brazos.

—Tenemos que mantener el orden.
— ¡Suéltame estúpido! —exclamó ella fuera de sí— ¿Qué no entiendes lo que está pasando, no comprendes lo que nos van a hacer?

Sus gritos despertaron el interés de los demás, pero ya era tarde; la luz de ambos discos se unió en el aire, formando un arco que comenzó a moverse por sí solo, como si la energía emanada desde ellos hubiese estado incompleta hasta entonces. Blackaracnia supo en ese momento que no podía perder ni un momento más.

—No nos van a "hacer" nada —replicó él intentando calmarla—. Sabes que tenemos un objetivo.
—No, ellos están equivocados ¡Suéltame!

Consiguió soltarse de él, pero el alado intentó nuevamente interponerse en su camino, mientras alrededor la luz comenzaba a expandirse, con un brillo plateado sobrenatural.

—No tienes más opciones: O vienes conmigo a vivir, o mueres junto con ellos.

Silverbolt negó con la cabeza, dudando de cuál era la decisión que debía tomar. Ella no esperó más y pasó a modo alterno, arrojando una potente tela a un árbol cercano; con un tirón salió despedida hacia adelante, sin mirar lo que estaba sucediendo atrás, sólo pensando en que tenía que poner toda la distancia posible entre ella y aquella energía, que como un manto de luz comenzaba a extenderse por toda la superficie. Corrió y saltó, usó su tela para lanzarse desde árboles a rocas, eligió un camino ascendente por una colina, y al fin cuando estuvo a suficiente distancia, se detuvo y miró atrás.

—Oh no...

Lo que en un momento había sido un monte sobre el que se reunió el grupo encabezado por Tigreton y Airazor, en esos momentos era una gran mancha de luz, que se extendía sin detenerse, aunque a un ritmo lento; el silencio era estremecedor, como si toda la vida alrededor hubiese escapado ¡Eso era! Todos los seres vivos que podían moverse habían huido, tan pronto como sintieron esa descarga de energía, y era ese el motivo por el que se sentía tan atemorizada al desplegarse la luz de los discos. Eso significaba que era algo contra la naturaleza, y no en favor de ella como ambos les habían dicho con tanta firmeza durante la jornada nocturna ¿Acaso sería un error de ellos? Incluso con el temor y la desconfianza que había vuelto a nacer en su interior, no conseguía pensar en ellos como un agente maléfico ¿Cómo era posible entonces que no pudieran comprender que estaban a punto de desencadenar algo que no eran capaces de controlar? Por seguridad, optó por seguir hacia lo alto de una colina cercan al sitio en donde estaba, y desde donde tenía mejor visibilidad: ni un solo movimiento, sólo esa mancha, como sangre metalizada esparciéndose a través del agua en un lago calmo. Sintió pena por Silverbolt, quien tendría que haberla acompañado, pero que sin embargo había optado por quedarse, haciendo caso omiso a sus instintos. ¡De eso se trataba! Tigreton y Airazor querían hacerse uno con la naturaleza, y estaban tan obsesionados con esa idea, que olvidaron que ellos mismos no son parte de esa vida originaria; no importa cuánto puedan parecerse, o siquiera cuánto quieran respetar y proteger, ellos son organismos de otro sitio, de un planeta mecánico. de pronto algo surgió muy cerca de ella, y la arácnida soltó un grito de terror.

— ¡Por el allspark!

Retrocedió asustada cuando una figura descendió muy cerca de ella. había llegado en un vuelo silencioso, oculto en las luces de la mañana ¿Cómo podía disimular su presencia a pleno sol? El cuerpo descendió, y se quedó quieto, hasta que ella pudo distinguir de quién se trataba.

—Oh no...

Era Silverbolt, pero de lo que ella conoció de él, casi no quedaba nada. Dedujo que la energía lo había atrapado, carcomiendo su cuerpo desde fuera: las alas no eran más que un grotesco armatoste con multitud de cables y circuitos expuestos, mientras que el cuerpo, destrozado por esa energía, bullía en micro explosiones, el rostro contorsionado por una mueca de dolor.

—P....hdj...perdóname... no quise esc....cucharte...

Su ruego de perdón no fue acompañado de ningún gesto de acercamiento. Aun en su agonía, Silverbolt entendió que estaba siendo afectado por un tipo de agente corrosivo, por lo que evitaba el contacto con ella. Sin embargo, al mismo tiempo, estaba sufriendo un terrible dolor, mismo que lo había llevado hasta ahí, en busca de alguien que pudiese dar respiro a ese tormento.

—Lo siento Silverbolt —murmuró ella, conmocionada por la visión que tenía en frente—. Ahora no hay nada que pueda hacer por ti.

Sin embargo él, intentando mantenerse inmóvil, elevó uno de sus brazos, indicando hacia el centro de su propio pecho.

—Hay alg....jsllll....go...tú...pue-ddd-es terminar con esto...

No cabía duda de lo que le estaba pidiendo. A pesar de la naturaleza asesina que había sido implantada en su ser desde el momento del escaneo de la forma alterna en la superficie de ese planeta, y de la obvia reacción de extrañeza ante la aparición y aparente devoción de él, algo en su interior evitaba que pudiese actuar de forma agresiva; incluso en el momento de poner en primera prioridad su propia seguridad, algo la impulsó a decirle que huyera junto con ella. Pero ahora ya no podía salvarlo.

—Lo siento.

Por un momento la voz de Silverbolt volvió a ser la misma de la jornada pasada, tierna y respetuosa, a la vez que atenta y pasional, como la atención que le demostró desde el primer momento de verla.

—Está bien. No temo de lo que pueda pasar, si es a ti a quien estoy viendo.

Blackaracnia apuntó directo al pecho, en donde el spark casi estaba expuesto debido a las gravísimas heridas. Al realizar el disparo, él cayó de espalda, casi sin hacer ruido, como si se hubiese tendido por acción propia. La arácnida miró el suelo a su alrededor y vio que habían rastros de algún tipo de sustancia, del mismo color plata que la energía desplegada por los discos dorados; estaban carcomiendo la hierba y la tierra misma ¿Es que no iba a parar?

—Los discos deben ser destruidos —dijo con determinación—, o dentro de muy poco, no habrá ningún planeta que salvar, o por el que pelear.


5


Optimus y los demás alcanzaron por muy poco a poner distancia entre ellos y la estampida, y la experiencia para todos fue intensa; aunque para Rhinox, el nivel de confusión fue enorme, ya que sus radares y sensores enloquecieron con las miles de señales captadas tanto de los movimientos terrestres, como con las diversas frecuencias de sonido emitidas por los seres vivos de toda especia, que escapaban lo más rápido que sus medios les permitían. Una vez que los animales escaparon, lo que quedó en el camino de las bestias mecánicas fue solamente el silencio, un aterrador silencio que demostraba que en kilómetros a la redonda todo había quedado desierto. Entonces el cielo se iluminó, y vieron el surgimiento de una enorme luz plateada en el cielo.

—Mis sensores están otra vez al máximo —vociferó Rhinox—, pero no es la misma sensación de antes ¿Qué diablos está sucediendo?

Optimus contempló en silencio durante unos momentos la masa de energía sobre el cielo: de alguna manera era como si la hubiera visto antes ¡Por supuesto! Estaba en dirección al sitio que Dinobot les indicó como punto de caída de los discos, y además estaba a medio camino de los territorios antes anunciados como dominio del tigre.

—Algo muy malo está pasando en el sitio en donde cayeron los discos dorados —replicó Optimus—. La energía de los discos ha cambiado, se ha convertido en algo peligroso luego de que Megatron intentara manipularla a su antojo; incluso desde esta distancia, es como si pudiera sentir que la tierra se estremece ante el movimiento de aquella masa de energía.

Rattrap en tanto, estaba mucho más preocupado de la parte práctica de la situación.

—Optimus, espero que lo sepas: si vamos hacia allá, todos vamos a morir.


Sin embargo, en vez de ordenar silencio, el líder estaba pensando más allá de lo que sus propios ojos veían.

—Te equivocas Rattrap; si esa masa de energía no es detenida, todos moriremos en la superficie de este planeta.



Próximo capítulo: Bestia, nunca más