domingo, 17 de abril de 2016

Broken spark Capítulo 11: Dinastía bestia



Para el momento en que comenzó la tormenta de rayos, Tigreton estaba sobrepasando el perímetro en donde estaba el centro de aquel extraordinario fenómeno, corriendo en forma zigzagueante para evitar los impactos sobre la tierra. En un  momento uno de ellos estuvo a punto de golpearlo, pero el felino hizo gala de sus impresionantes reflejos y esquivó por la mínima la descarga que podría haber acabado con él; alrededor, en las planicies, e incluso en los bosques cercanos, todos los animales corrían despavoridos buscando refugio, mientras la tormenta causada por esos espectros gigantes seguía destrozando la tierra y arrancando porciones completas con cada uno de esos impactos.  Al tiempo que corría, el tigre miró hacia el cielo y vio con espanto como un ave caía en picada, perdiendo el control por la onda expansiva de un rayo que pasó a muy poca distancia. Entre el humo expandido en el suelo y el polvo en suspensión, Tigreton no supo de quién se trataba, pero apresuró aún más el paso a fin de adrle alcance; logró llegar hasta la zona en donde iba cayendo, pasando a modo robot, dio un salto, atrapando al ave aturdida: de inmediato notó que no se trataba de Airazor, pero por suerte el ave se encontraba en buenas condiciones, de modo que la dejó protegida en una pequeña caverna para que recuperara sus fuerzas.

—Descansa, estarás bien.

El ave se quedó quieta en el suelo sin demostrar ningún temor hacia él. Tigreton volvió a modo bestia y siguió corriendo a toda velocidad, tratando de dar con el paradero de Airazor.


2


Cuando recuperó el conocimiento, Rhinox no sabía en donde estaba pero sí supo de inmediato que la situación en la que se encontraba no era de las mejores; al parecer no tenía heridas que le impidieran moverse, pero la explosión dentro de la nave de Megatron, generada luego de su enfrentamiento con Tarantula, lo había arrojado a través de un muro de metal, fuera de las instalaciones. Lo que en un principio podría haber parecido un punto a favor, pues lo ponía fuera de la cadena de explosiones que de seguro se producirían a partir de entonces, resultó un peligro mayor, ya que una sección completa del costado de la nave se derrumbó sobre él; de forma providencial quedó bajo una cavidad suficiente como para no ser aplastado, pero le resultaba imposible salir y la temperatura aumentaba segundo a segundo. Sin más oportunidades, Rhinox tuvo que recurrir a uno de sus dos cañones, y disparar a corta distancia esperando no recibir un rebote mortífero, pero antes de que sus acciones pudieran surtir algún efecto, se produjo un cambio inesperado. Alguna estructura grande  de la nave se derrumbó, cayendo sobre aquella que lo mantenía prisionero, colapsando la tierra bajo sus pies. Después de un aterrador lapso de tiempo en el que todo fue ruido ensordecedor y rodar sin dirección, se estrelló con alguna clase de superficie resistente que detuvo su descenso, y algo lo golpeó con tal fuerza que sus sistemas se desactivaron. Una vez que recuperó el conocimiento hizo un escaneo del organismo, encontrándose con la sorpresa de que sus ópticos habían recibido daño térmico superior al 75%, por lo que en esos instantes y sin material técnico con el que poder trabajar, se encontraba ciego. Superada la sorpresa inicial, entendió que no tendría otra alternativa que utilizar todos los medios alternativos de localización para poder desplazarse: activó el sensor de movimiento, la geoposición, el escáner de sonido, la detección de pulsos electromagnéticos y el reconocimiento táctil; en un principio el resultado fue abrumador, había experimentado con los diversos sistemas pero jamás todos a la vez, por lo que el flujo de información fue enorme, sin embargo comprensible, y además proporcionaba una imagen mental bastante clara sobre dónde estaba. Estaba en el interior de un túnel subterráneo, sin pasos de aire o fluidos, donde la temperatura era por mucho inferior a la que existía en la superficie; lo más seguro es que el suelo bajo la nave predacon, dañado tras la caída de la misma y con ayuda de las explosiones, terminara por quebrarse, haciendo un agujero que lo envió bajo tierra. Pero no se suponía que la temperatura estuviera tan baja ¿un depósito de hielo subterráneo, minerales fríos? La caverna era lo suficientemente alta como para permitirle caminar con libertad, pero comprobaba que no era tan alta al poder alcanzar el techo con los dedos; el reconocimiento táctil le decía que no había muestras de minerales en altas cantidades, de modo que no era un túnel antiguo, y las constantes variaciones en el suelo y las partículas sueltas demostraban la inestabilidad de la conformación. En determinado punto encontró  una abertura en el techo, bastante estrecha para poder ascender apoyando espalda y manos en los costados y, sabiendo que su principal objetivo era salir a la superficie, siguió por esa vía. En esos momentos sabía que, transcurridos varios clics desde su intromisión en la base predacon, las cosas habían cambiado por completo: las peores previsiones hechas antes quedaban muy atrás respecto de lo que estaba sucediendo en realidad ¿Estaría Cheetah aún con vida? Confiaba en que los reflejos del felino, y el estar en compañía de Terrorsaur al momento de separarse, le permitieran ponerse a salvo, o que descubriera el significado del sonido de las explosiones al momento de registrarse; sin duda él no era el más experimentado del grupo, pero sometido a presión, haría su mejor esfuerzo en encontrar las vainas stasis y con ellas armar un nuevo destacamento para poder enfrentar a las fuerzas predacon. Acerca de Optimus y Rattrap, el hecho de que su líder hubiese intentado detenerse a pesar de estar infectado por el virus indicaba que su capacidad de resistencia era superior a lo habitual, pero aún con eso, las posibilidades de que se librara eran mínimas, por no decir nulas; la perspectiva de haber perdido a todo el equipo en batalla era más abrumadora que el hecho cierto de perder la vista, pero en el fondo, eso no cambiaba nada: el objetivo de la misión, tomada por Optimus al momento de entrar en ruta con la nave de Megatron, debía cumplirse si no querían que el funesto pasado volviese a suceder. Pocos minutos después estaba llegando a la superficie, pero en su ceguera se sintió confundido de los resultados que arrojaban los diversos análisis con los que sustituía la capacidad  de ver: después de analizar con más detenimiento entendió que se trataba de una tormenta, pero un suceso que era muy probable en un planeta como ese, además presentaba características de algo que sólo podía suceder en Cybertron. Los niveles de energía suspendida eran enormes e inconstantes, tal y como pasaba en las tormentas solares en su planeta natal ¿Cómo era posible? Ya sabía desde los primeros análisis que los niveles de energon en la superficie de ese cuerpo celeste eran muy altos, pero entre eso y lo que detectaba en ese instante había un tramo largo, y que era preocupante. Apenas alcanzó a caminar algunos pasos, cuando un rayo cayó con enorme poder.


3


Tigreton seguía buscando a Airazor con desesperación, cuando de manera sorpresiva escuchó el agudo tono del graznido de ella, una voz intensa y alargada, que denotaba un fuerte sentimiento, aunque no desesperación. Siguió el curso de la voz hacia unos roqueríos altos, hasta que por fin se encontró con la tranquilizadora visión de la figura de ella, erguida sobre una roca alta, con las alas abiertas en su máxima envergadura, contrastando con el cielo convulsionado donde la oscuridad y los rayos seguían chocando con desmesurada fuerza.

— ¡Airazor! —exclamó con alivio— Estaba angustiado por tu destino.

Ella hizo cambio a modo robot, descendiendo a paso lento, hasta encontrarse con él. Se veía distinta a como estaba la última vez, serena pero al mismo tiempo cambiada, como si hubiese sucedido algo que la hiciera pensar y meditar extensamente; nada que tuviera que ver con la tormenta.

— ¿Estás bien?
— ¿Hace cuánto que no te conviertes a modo robot?

La pregunta lo descolocó.

— ¿Qué? Airazor, hay un grave peligro alrededor, estaba preocupado por ti.
—Debes convertirte a robot.
—Airazor...
—Hazlo —replicó ella de forma imperativa—. Ahora mismo.

La orden no dejaba lugar a otras interpretaciones; sin embargo, durante un instante, Tigreton no supo qué hacer, ni cómo seguir la instrucción recibida ¿Hacía cuánto tiempo que no lo hacía? Sintió un extraño temor, no el tipo de temor que casi lo paralizó al suponer a Airazor en peligro, sino algo más directo, una herida interna que amenazara con poner en riesgo su integridad. Después de angustiosos segundos, al fin logró pasar a modo robot; ella lo miraba de un modo enigmático.

—Tuviste problemas para cambiar —sentenció ella. No era una pregunta—. Estamos en peligro, y he descubierto que el primer peligro al que tenemos que hacer frente, está en nuestro interior.
— ¿A qué te refieres?
—Me sucedió lo mismo que a ti, poco antes que comenzara esa extraña tormenta —explicó en voz baja—. Estaba volando, investigando el terreno y aprendiendo, cuando descubrí que estaba olvidando quién y qué era. Tigreton, nuestra conexión con la naturaleza es tan grande que por momentos olvidamos que somos robots, seres biomecánicos, que si bien hemos nacido, no somos iguales a los seres que habitan los distintos sitios de este planeta; nuestro objetivo de proteger el equilibrio no puede cumplirse si perdemos la habilidad de convertirnos, si nos mimetizamos tanto con el entorno que perdemos la esencia que es nuestro origen, y con ello el poder y las armas con las que podemos enfrentar el peligro.

Hablaba con determinación y pasión; sabía con exactitud de qué estaba hablando, y Tigreton supo que, después de un tiempo prudente, él también lo sabría, aunque en esos instantes le resultara un poco confuso.

—Te agradezco mucho que hayas hecho esto; no sabía que estaba en este tipo de riesgo.
—Hay más —comentó ella—. Tienes que acompañarme, he encontrado algo muy interesante.

Ambos cambiaron a modo bestia y continuaron avanzando, ella flotando un poco adelante, haciendo de guía. Unos minutos después quedaron enfrentados al objeto que ella quería que mirara.

—Es una vaina stasis.
—Así es —replicó Airazor—. Un nuevo aliado en nuestra causa.
—Pero veo que no lo has liberado.

Ella señaló un punto en un costado de la vaina, donde una trizadura resplandecía ante el encapotado cielo de aquella jornada.

— ¿Ha muerto?
—La vaina registra señales, pero no estoy segura de qué es lo que pueda haberle ocurrido al recibir una descarga como esa; en caso de ser necesario, podríamos tener que matarle al salir de ahí.

Enfrentar esa dura decisión junto a él decía mucho de la importancia que Tigreton estaba ganando para Airazor. Con voz más tranquila, el felino asintió.

—Lo entiendo; lo afrontaremos juntos, y veremos si debemos terminar con su ciclo, o acompañarlo.

Ambos activaron el procedimiento en la vaina, para que realizara el escáner del entorno y diera forma a la nueva criatura, pero nada sucedió. Un instante después, ambos se miraron asombrados al entender que el escáner ya había actuado, y que la tapa de la vaina se abría porque el proceso ya estaba terminado. Después de unos segundos, un ser al que ninguno de los dos pudo identificar salió de la vaina, mirando a ambos de hito en hito.


4


Rhinox sintió que el rayo lo consumía por dentro; iba a morir, fulminado por un rayo luego de llegar a ciegas a un punto indeterminado en un planeta desconocido. Iba a morir, dejando casi sin elementos al bando maximal que pudiesen detener a Megatron. Pero ¿por qué no estaba desapareciendo? Suspendido en el aire, en medio de esa oscuridad, aún tuvo tiempo de analizar, y como científico, sabía los efectos que un rayo de alto poder causaba en el cuerpo de un cibertroniano: la coraza metálica se desintegraba, como forma de proteger el cuerpo para evitar la fundición con el organismo, pero al mismo tiempo y siendo sometido a esa presión, los circuitos comenzaban a derretirse, enviando millones de señales de dolor al centro nervioso; luego los conductos de energía se destruían, provocando una serie de reacciones en cadena, hasta que después de una horrible agonía se producía el estallido de la chispa. Sin embargo, a pesar de sentirse en medio de una descarga energética, atrapado y ciego, no evidenció ninguna de estas reacciones; sí, sus indicadores estaban a tope, casi sin poder registrar lo que estaba pasando, pero seguía vivo ¿Qué clase de suceso se estaba dando en esos instantes? De forma tan sorpresiva como inició, el hecho terminó, dejándolo caer al suelo; hizo un rápido análisis de sus sistemas internos, y todos habían vuelto a la normalidad, sin evidenciar un solo rastro de sobrecarga, ni de índices alterados siquiera. Se puso de pie y puso atención en los sensores, atento por si ocurría alguna otra cosa, pero descubrió que la temperatura alrededor estaba regresando a la misma de antes de la intrusión a la nave predacon, y que los sonidos de tormenta habían cesado; un suceso tan extraño como el anterior.
Hizo un rápido escaneo del entorno y descubrió a través de sus resultados que la zona había albergado un monte o algo similar, ya que el número registrado de sedimentos y escombros se condecían con la norma proyectada por un derrumbe o aluvión en situación de tormenta.
A cierta distancia, unas rocas se movieron, y de entre ellas surgió una mano metálica, intentando alcanzar algo en la superficie, o quizás tratando de escapar.


5


— ¿Tienes un nombre, hijo?

El animal de colores grisáceos no contestó por largos momentos; la noche estaba empezando, y así fue como el aparecer de la luna hizo que desviara su vista de los dos que lo miraban, hacia el cielo, un momento antes celeste, ahora empezando a cobrar tonalidades más oscuras. Respondió en voz baja, aún asimilando lo sucedido.

—Soy Silverwolf.
—Mi nombre es Airazor, y a mi lado estás viendo a mi Tigreton. Entiendo que puedas estar confundido acerca de en dónde estás o…

El otro hizo un gesto negativo con la cabeza, pero no para negar sus palabras, sino evidenciando su confusión interna. Acababa de salir de la vaina stasis, eso lo sabía de modo consciente, pero en su interior seguía una sombra de duda, un halo que le impedía entender bien lo que pasaba con él.

— ¿Qué soy?

La pregunta, formulada en voz alta, fue más para sí que para ellos, pero ambos entendían su turbación; su pelaje se fundía con el plumaje de las alas como si fuera un solo manto, su musculatura fuerte era una con las garras de ave; ni uno ni otro, sino una versión única de ambos. Airazor fue la primera en hablar.

—Eres quien tú sientas ser.
—Pero ¿Qué soy?
—Eres parte de nuestra especie, eres nuestro hijo —explicó ella con dulzura—. Somos una raza única en este planeta en donde estamos, y convivimos con nuestras diferencias así como valoramos nuestras similitudes; tú eres parte de nosotros ahora.

Silverwolf no estaba conforme con esa respuesta.

—Lo siento, pero los veo, y ustedes son algo que puedo definir en mi mente, pero yo…es como si a la vez fuera parte del cielo bajo esa luna, y parte de la tierra en donde piso.
—No es el manto que te cubre lo que te define, sino quién tú sientas que eres en realidad. Tienes alas, y fuerza, y una vista como la mía y la fiereza de Tigreton, por lo que eres un ser especial en ti mismo; mientras nosotros hemos encontrado en nuestros mundos interiores una faceta que nos complace, la tuya es una oportunidad de mirar ambos planos, el cielo y la tierra, desde un punto de vista único. Eleva el vuelo, y cuando bajes lo entenderás.

Silverwolf sintió un profundo respeto hacia Airazor; sus palabras sonaban exactamente como el consejo que necesitaba, y su vista aguda era al mismo tiempo enérgica y serena, que lo miraba como si conociera la duda en su interior, y al mismo tiempo lo valorara por eso. Emprendió el vuelo dando un poderoso batir de alas, y tal como ella lo anticipó, esa sensación de fuerza y libertad hizo que por un instante todas sus preocupaciones desaparecieran por completo; vio más y más lejos, cómo a cierta distancia se desvanecían los ecos de una tormenta que sabía había ocurrido, por escucharla de cierta manera antes de salir de la vaina. Descendió, y al tocar otra vez tierra, la sensación fue esclarecedora: no sentía detenerse, sino avanzar de otra manera; no era un terrestre que se alejaba del suelo ni un aéreo que descendía, era ambas cosas a la vez. Y entenderlo hizo que sintiera que estaba todo en orden.

—Tenías razón, ahora entiendo todo.
—Nos alegra que hayas comprendido, hijo.
—Ahora es importante que te unas a nosotros en nuestra causa —dijo Tigreton con fuerza—. Debemos ser los defensores de este territorio, de todo lo que nos rodea, y proteger el ecosistema de las amenazas que, como la pasada tormenta, amenazan con destruir toda la vida.

Silverwolf asintió.

—Soy parte de esto; los ayudaré a mantenerlos así. Pero ¿De quien es que protegemos nuestro mundo?
—De los que son como nosotros —replicó Airazor con pesar—. Los que lo son en cuerpo, pero no en espíritu. Ellos han iniciado una guerra de bestias.

La ofensa que significó para Silverwolf saber que otros como él no entendían la esencia de la naturaleza, como él lo había hecho, y más aún, que ahora eran una amenaza para la vida misma, hizo que enfureciera. Su rugido ahogado por la fuerza se dejó sentir en el inicio de la noche, sentía rabia y no sabía qué hacer con ella.

—Los estamos enfrentando —determinó Airazor con aire tranquilizador—. Las cosas no son sencillas, pero los podremos controlar, por eso es que vinimos a buscarte,  a ti y a tus hermanos, antes que ellos los encuentren y los perviertan con sus malas artes.
—Conocerás a Blackaracnia, quien fue encontrada también por Airazor, y con ayuda de tu gran visión, estoy seguro de que encontraremos a los otros muy pronto.

Airazor elevó la vista al cielo mientras estas palabras eran dichas. La tormenta no era sólo un mal presagio, era símbolo de que algo muy perjudicial ya estaba ocurriendo, a muy poca distancia de ellos. Resultaba entonces de importancia máxima reñirse con su silenciosa hija, y juntos, encontrar a los demás para poner fin a lo que estaba pasando. Eran la única esperanza de la naturaleza.



Próximo capítulo: Sincronía





La colección: Alpha bravo

Para nadie es un misterio que mi afición a los helicópteros es grande; hay algo en ellos que se me hace intrigante, tal vez por esa mítica serie El lobo del aire, en donde un vehículo de aspas era en realidad el protagonista.
En particular, los transformers helicópteros son muchísimo menos que cualquier otro aéreo, de modo que cuando sale a la venta alguno, ataco de inmediato a las imágenes a ver si es que me interesa: una de las cosas que espero es que tenga un punto original y no me parezca otra versión de lo mismo. Lo siento seekers.
Alpha me encantó desde que lo vi en los anuncios de CW, pero admito que no estaba en mis prioridades; al estar encargando como un poseso casi todo lo que quería de Thrilling, poco espacio me quedaba para el chico nuevo y sobre explotado del grupo, pero de alguna forma me las arreglé, y lo conseguí en segundo lugar. Lo primero que me sorprendió para bien, es la solidez de todos estos moldes, y de Alpha en particular. Puedes manipularlo con tranquilidad, y además de eso tiene un moldeo en las partes que hace delicias el verlo en mano, ya saben que las figuras blancas pierden algo de encanto en las fotos. Me gusta que sea "delgado" y que tras esa cara de nada que tiene, ande con lanzamisiles en las manos, listo para disparar. Así se hace.














domingo, 10 de abril de 2016

Broken spark Capítulo 10: Energon metálico




Optimus supo desde el primer momento que no iba a resultar, que sus esfuerzos por detener los locos afanes de Megatron no surtirían efecto, pero no existía forma de detenerse, algo en su interior lo forzaba a continuar a costa de lo que fuera; se trataba de algo parecido a un instinto primitivo, que nació en su ser desde el momento en que se desataron los conflictos en ese extraño planeta. Sin embargo, su carrera fue inútil, la distancia era insalvable y la acción de su enemigo se concretó sin poderlo evitar: el disco dorado fue arrojado y giró con suavidad, traspasando el perímetro definido por las piedras que rodeaban el lago. Durante un instante no sucedió nada, el disco giró y perdió altura hasta que chocó con el agua, desplegando una serie de ondas, las que siguieron su curso hacia el exterior; ambos se quedaron inmóviles, Megatron mirando triunfante, Optimus temiendo lo peor.
Y en ese momento sucedió.
Una vez que el disco se sumergió en el agua y desapareció de vista, todo el lugar pareció reaccionar a la acción realizada; la luz negra, que hasta ese momento se desplazaba en una danza de luces indefinibles, se convirtió en un remolino, al mismo tiempo que el cauce del río y el lago alteraban su comportamiento. Optimus vio con horror que el disco emergía nuevamente, pero el contenido del fondo del lago lo había afectado, cambiando su superficie lisa y de tonos brillantes dorados por un aspecto dañado, oxidado y oscuro.

—No sabes lo que has hecho Megatron.
—Lo que hay en este sitio es energía en estado puro —replicó el otro con satisfacción— ¿Crees que no he estudiado las viejas referencias cybertronianas? El disco será el catalizador que hará que esta energía encerrada aquí durante milenios se libere, y a mí, que la he dirigido, el poseedor de todo.
—Has enloquecido —exclamó Optimus—, no puedes creer que vas a controlar un poder semejante.

Ninguno de los dos pudo seguir hablando en ese momento; el disco, que había llegado al punto más alto dentro de la caverna, emitió un destello dorado de gran intensidad, antes de apagarse por completo. La luz negra de todo el sitio confluyó en él, siendo absorbida por el objeto como si este se alimentara de la energía que momentos antes rechazaba y contra la que trataba de luchar; todo rastro de luz al interior de la cueva desapareció en el curso de sólo algunos instantes, obligando a ambos rivales a activar la iluminación a través de los ópticos. Como un espectáculo espectral en el aire, el decadente disco giró de forma incesante sobre un imaginario centro, emitiendo una serie de chispas que eran aleatoriamente oscuras  y brillantes; mientras esto sucedía, el agua en el centro de la estructura formada por piedras formó un remolino, desde cuyo dentro y de forma increíble, surgió un haz de luz negro, que voló directo hacia el disco, generando un enlace energético de enorme potencia.

—El poder ilimitado es mío —gritó Megatron enfervorizado por la situación—. Seré el dominador de la galaxia, ¡el gran controlador de todo y de todos!

Por un momento, Optimus tuvo que dejar de mirar el enlace energético que amenazaba con hipnotizarlo, y ocuparse de Cheetor, que volvía con suma lentitud desde el trance en el que estaba sumido.

—Cheetah, aléjate de ahí.

El felino volteó en la dirección de la voz, y su rostro mutó en una mueca de horror; demasiado tarde, Optimus comprendió que el último recuerdo que debía tener era el de él mismo intentando asesinarlo, por lo que verlo junto a Megatron en medio de esa situación resultaba, de forma lógica, atemorizante.

— ¡No te acerques!
— ¡Cheetah, espera! —exclamó el líder maximal levantando las manos en gesto pacificador— No quiero hacerte daño.

Pero el felino no lo escuchaba; mirando con expresión aterrorizada en todas direcciones, retrocedió intentando poner distancia con los que creía sus enemigos, y desde luego, confundido al no identificar el lugar en donde estaba, ahora mutado en una fantasmagórica cueva casi sin luz. Un momento después fue demasiado tarde, sobrepasó el límite del diámetro de las piedras, y el remolino lo atrapó entre su energía, arrastrándolo junto con él.

— ¡Cheetah noooo!



Cheetah desapareció de vista, absorbido por el remolino de agua que ascendía hacia la fuente de energía reunida en torno al disco dorado; Optimus vio con desesperación cómo el poder de la luz blanca convertía todo lo que tocaba en materia destrozada y sin vida.

—No vas a salirte con la tuya Megatron.

Volvió a accionar los cañones de los antebrazos, que en esta ocasión sí dispararon la carga; Megatron no se alteró por el ataque a tan corta distancia, sólo se dignó a mirar de perfil hacia su oponente.

—Tú aún no lo entiendes.

Megatron estaba a muy poca distancia del círculo de piedras, y en apariencia esa cercanía lo protegía al mismo tiempo que evitaba que fuese absorvido: de esta forma, el disparo de Optimus se disolvió antes de poder tocarlo, como si se tratara de un escudo deflector de gran poder, invisible e intraspasable. Casi al mismo tiempo, el enlace de poder entre el disco suspendido y la luz negra se cortó, provocando un apagón total en el interior del sitio donde este sorprendente hecho se había producido. Un instante después la luz de los ópticos de Optimus iluminó débilmente el interior de la caverna, pero además de la quietud de las aguas y las piedras inmóviles rodeando el lago, que lucía tan quieto que se asemejaba a una visión, en el interior del lugar no había nada. Durante un instante no supo qué pensar, pero todas las respuestas quedaron relegadas a un segundo plano, cuando el techo del lugar comenzó a abrirse, resquebrajado por la acción de un poder inmenso e imprevisible.


2


Tigreton estaba explorando una escarpada zona en lo alto de las montañas. Las últimas horas habían sido intensas, entre el desplazamiento que realizaba para conocer cada detalle del sitio en el que se movía, y el descubrimiento sorprendente realizado hacía muy poco; sin embargo, al descubrir aquello, supo también que existía una forma de localizar otros de la misma especie, y estaba poniendo sus esfuerzos en el empeño de lograr localizar la mayor cantidad posible. De pronto, algo a su espalda llamó su atención, aunque en primer lugar no supo decir de qué se trataba. Luego, tras escudriñar el horizonte, vio cómo un rayo de luz salía de la tierra, de forma similar a un géiser, pero formado por una extraña mezcla de luz muy brillante y luz negra; como un espiral ascendente, las dos luces parecían confrontarse en combate, subiendo por sobre las nubes, y opacando con sus destellos imposibles el celeste cielo de esa jornada.

—Por los dioses ¿Qué es eso que está sucediendo?

Definitivamente no se trataba de algo natural; en el poco tiempo pasado, casi le parecía imposible que los de su raza hubiesen podido provocar algún desastre de ese tipo, pero considerando las implicancias de sus actos, estaba en la obligación de reconocer que era muy probable que se trataba de ellos.

— ¡Oh no, Airazor!

El terreno que ella estaba explorando en esos momentos se encontraba a cierta distancia del extraño géiser ¡Podía estar en peligro mortal! Por primera vez desde que la conoció, Tigreton sintió un temor irrefrenable de perderla, de que aquella fuerza misteriosa y extraña pudiera hacerla desaparecer de la faz de ese planeta. Comenzó una carrera a toda velocidad en dirección a donde se encontraba ella.

3

Optimus usó todo el poder de sus propulsores para seguir el camino que el rayo de energía seguía hacia la superficie. Tras el efecto de aquel rayo, la caverna cayó destrozada en mil pedazos, y la tierra comenzó a abrirse de la misma manera que lo haría tras un terremoto de grandes proporciones; el líder maximal no pensó en nada más, y comenzó a volar, sin importarle que los efectos de los rayos comenzaban a quemar la coraza metálica de su cuerpo. Megatron estaba ahí afuera, poseyendo un poder indescriptible, y tenía que hacer lo que fuera por detenerlo.
Cuando llegó al exterior, se encontró con una nueva sorpresa, que dejaba muy atrás a todas las que presenció poco antes: Megatron se había convertido en un gigante de energía, un coloso con forma de robot de color púrpura y negro, que con sus ojos llameantes de fuego observaba con deleite le mundo extendido a su alrededor.

—Este mundo es mío ¡Mio!

Durante un instante, Optimus sintió un enorme pánico por lo que estaba a punto de hacer; desaparecería de la faz del universo, pero si se trataba de proteger las formas de vida de ese astro, y de las generaciones que estaban por venir, no existía otro camino. Al elegir el nombre que llevaba, sabía a la perfección qué le deparaba el futuro. Sería uno con la matrix.

—El inocente Optimus —exclamó Megatron viéndolo subir en vuelo—, has venido hasta aquí, para morir.

Optimus comenzó un vuelo rápido y zigzagueante, disparando los cañones de los brazos y los de la espalda; no importaba qué tan fuerte fuera, existía un punto débil, y tenía que localizarlo fuese como fuese. Megatron intentó apartarlo de su camino como espantando a un mosquito, pero la diferencia de tamaños jugaba a favor del maximal, que seguía volando con valor en diferentes direcciones, atacando y analizando a la vez los efectos de los ataques.

— ¡Basta! No vas a detenerme, te exterminaré como debí hacer desde hace mucho.

El gigante de energía era una coraza. Optimus lo supo al mirar con detención; el verdadero Megatron estaba en el centro de la cabeza de aquel ser de energía, controlándolo como si se tratara de un enorme dispositivo de ataque. Elevó el vuelo, la única forma de llegar a él sería lanzarse en picada con todo su poder, y convertirse en modo bestia en el último momento, de esa forma, cuando la coraza alterna fuera consumida por la energía, aún tendría los cañones del modo robot, y habría traspasado la barrera de poder, para terminar con eso.

4

Dinobot había ganado bastante distancia luego de recuperarse y se sentía más seguro entre unos montes escarpados, pero un movimiento telúrico le indicó que la calma había terminado, y de forma brusca. Llegando a una zona despejada, escaló hasta estar en la cima de un monte de piedra, desde donde pudo ver con aterradora claridad cómo la imagen de Megatron se materializaba en el cielo, rodeándose de energía oscura hasta convertirse en un gigante robot igual a él; entonces supo que ese era el real sentido de la existencia del disco dorado, ser una especie de catalizador de poder, el que seguramente el líder predacon había logrado obtener de alguna parte. Luego de unos instantes vio salir a Optimus primal, herido pero combatiente, atacando al gigante de energía con el mismo nivel de resultado que una mosca podría atacar a un árbol. Pero estaba luchando.

—Optimus…

Durante un tiempo no supo qué pensar. Ese arrojo, esa capacidad de enfrentarse a la muerte, ahora personificada en Megatron, sin importarle nada, decidido a sacrificar su chispa con tal de vencer ¿Qué podía llevarlo a ese comportamiento? ¿Ansias de triunfo, defensa de su orgullo? Había en él un tipo de fuerza que Dinobot desconocía, un poder más grande que la energía que envolvía a Megatron, y aunque a todas luces eso no sirviera para derrotarlo de forma física, sí le daba el triunfo en otros niveles. Se quedó inmóvil, esperando ver el inevitable resultado.

5

Megatron intentaba sin éxito deshacerse de si rival, pero este se escapaba entre sus manos; en tanto, Optimus seguía ganando altura sin dejar de atacar, de modo que cuando estuvo listo, se dispuso a atacar con todas sus fuerzas.
Sin embargo, algo lo detuvo.
De pronto, una nueva forma de energía comenzó a materializarse, a muy poca distancia de Megatron; el gigante retrocedió unos pasos, sorprendido por lo que estaba viendo, pero a todas luces preparando sus acciones para realizarlas de inmediato. No sabía si ese cuerpo informe era resultado de su propio poder, pero estaba seguro de poder adivinarlo en cuanto adquiriera su forma definitiva. Por causa del despliegue de poder, el cielo se oscureció, eclipsada su luz por el enorme desempeño de la luz brillante y negra que conformaba a Megatron, y de otra más brillante y dorada, que se extendía hasta tener la misma altura y dimensiones, pero con otra forma.

— ¿Qué es eso, en nombre de los primes?

El cuerpo energético al fin adquirió su forma definitiva, que para sorpresa de Optimus, tenía la misma apariencia de Cheetah.

— ¡No es posible! ¡Cheetah!

Su grito se perdió en el estruendo del atronador gemido del felino. La forma energética colosal que tenía la misma forma del modo robot del felino se retorció en un gesto corporal de dolor, mientras su grito demostraba la agonía a la que estaba siendo sometido. Optimus se olvidó por un momento de la amenaza predacon, y se acercó en vuelo a la figura de Cheetah, intentando establecer contacto visual.

—Cheetah, escúchame, soy Optimus ¡Quiero ayudarte!

Cheetah dirigió su mirada hacia Optimus que permanecía suspendido en el aire: su expresión de tristeza lo conmovió incluso antes de saber a qué se debía.

—Es el fin Optimus.
—Encontraré la forma de ayudarte, te lo prometo…

El propio Optimus se quedó un momento sin palabras. No podía ser, no así.

—Ya no puedes hacer nada por mí —exclamó la forma energética—. He trascendido la forma que tenía, no puedes ayudarme.

En ese momento el líder maximal vio con horror que en el interior de la forma energética, a diferencia de Megatron, no había nada más que poder puro ¿Por qué estaba sucediendo?

—Cheetah por favor, ¡no te perderé a ti también!
—Existe un segundo disco dorado —dijo la voz sin cuerpo del felino—, gracias a ellos es que él está con vida, pero no es mi caso; adiós Optimus, fue un honor haber luchado a tu lado, prométeme que salvarás a este mundo y al futuro.
— ¡Cheetah nooo!

El enorme felino de energía lo apartó con una onda que lo lanzó a metros de distancia. De inmediato fue hacia el coloso Megatron, quien ya había entendido de quién se trataba y se enfrentó a él, ambos iguales en poder, tan distintos en lo que eran en realidad. Durante unos momentos el choque de poderes remeció la tierra, pero al final, el felino consiguió rasgar la corteza de luz negra que envolvía el cuerpo del rival.

— ¡No, no puede ser!

La forma del gran ser se desintegró, emitiendo una serie de rayos de energía, que cayeron en distintos puntos; uno de ellos traspasó a Megatron mientras se precipitaba al vacío, mientras otro fulminó a Optimus a la distancia, derribándolo envuelto en una nube de fuego y humo. Decenas de otros rayos cayeron en diversos sitios, generando incendios y destrucción de cuerpos montañosos, como si de simples piedras apiladas se tratase. Después de este esfuerzo supremo, los ojos del titánico Cheetah destellaron una luz blanca muy potente, mientras su grito se extinguía, sólo dejando el eco en el horizonte.



Próximo capítulo: Dinastía bestia

jueves, 7 de abril de 2016

Custom: Nova prime

Desde que supe de la existencia de este Prime en particular, me gustó. Y estoy hablando de su aspecto, no de la historia asociada y el virus y ectétera, que da para otra oportunidad. Me gustó su aspecto, y debo decirlo, las alas. 
Cuando salió la versión de Mt lo pensé bastante, pero su precio estaba por las nubes, y con el tiempo lo dejé pasar porque su tamaño (casi un voyager con esfuerzo) me parecía pequeño para el precio.
Años después sale Battle core prime y lo primero que pienso es: "Este es Nova prime" sin decir agua va; pero Hasbro (y Takara tampoco, no nos engañemos) no iba a sacar un kit de partes y alas, lo que dirigía mis intenciones hacia las 3p, sobre todo a las que suelen inventar add kits. Pero resulta ser que hasta en eso se han echado a perder las thirdies, porque si bien se anunciaron dos sets de add kits (de los cuales aún luego de meses no hay noticias) uno de ellos es pecho más alas a un precio absurdo, y el otro es prácticamente el camión completo para meter al Core prime adentro, a un precio más absurdo aún. Digo, si vas a hacer casi el robot completo ¿por qué no lo haces y ya? Agrandarlo mediante add kit a leader class no funciona porque se ve desproporcionado, basta con verlo.
Todo esto nos lleva a que al final conseguí el mentado juguete, y decidí llevarlo al taller a convertirlo en lo que quería, pero manteniendo todo lo que me parecía rescatable del molde original. Así las cosas agregué cuernos a la cabeza original, le di ojos verdes (antes de ser infectado) alargué el vientre con un complicado sistema de articulaciones, cambié muslos por otros un poco más largos, e hice el backpack más complicado que se me pudo ocurrir, consistente en la base de las alas de prime bh (de prime a prime, sé que es paradójico), un propulsor genérico, extensores de alas de pvc rígido para los dos pares superiores, y articuladas para las menores, más un (otra vez) complicado sistema de paneles para los costados en modo camión, que al mismo tiempo cubriera el alargamiento del torso y sirviera de faldón en modo robot. Adicionalmente modifiqué los antebrazos para que las manos se guarden dentro (sirve para que se transforme) y agregué un pecho nuevo pecho (otra paradoja) formado del pecho y vientre de Op max con modificaciones y el lógico encastre para que en modo robot se mantenga en pose heroica. Y como diría para que parezca que fue fácil, el resto es pintura. Ahora es ultra class, lo cual si bien no era el objetivo principal, sí me parece que es un buen resultado y lo deja más armónico. Quiero que tenga una espada, pero me quedé sin materiales así que tendrá que esperar.


















martes, 5 de abril de 2016

Broken spark Capítulo 9: El fin de la guerra




El vapor estaba terminando de disiparse en el aire para cuando Optimus y Rattrap recuperaron la conciencia de lo que estaba sucediendo allí.

—Por todas las estrellas —murmuró Rattrap levándose las manos a la cabeza—, siento como si una manada de predacons elefantes me hubieran pasado por encima ¿qué diablos es lo que está sucediendo?

Sus pensamientos eran algo confuso y nebuloso en esos momentos; a primer juicio, no podía decir con seguridad en dónde estaba ni lo que había sucedido con su existencia, sólo sabía con seguridad que estaba mal, que todo estaba mal.

—Rattrap ¿puedes oírme?
—Sí, pero no estoy seguro de que eso sea algo bueno.
—Quítate las manos de la cara, tienes que ver esto.

Pero no lo hizo. De pronto sintió un terror irracional de comprobar que las retorcidas imágenes que estaban pasando por su cabeza se comprobaran nada más al mirar alrededor.

—Rattrap…
—No, espera, yo…

Optimus no esperó más, y lo obligó a mirar alrededor. Tal como él mismo lo estaba experimentando, la verdad que se formaba al unir lo que veían sus ojos con lo que recordaba su mente resultaba escalofriante.

—No puede ser, no puede ser, no puede ser….

Optimus estaba tranquilo en apariencia, pero horrorizado por dentro. Pero demostrarlo mientras Rattrap estaba teniendo un shock no iba a servir de nada, de modo que se armó de valor y habló con determinación.

—Tienes que calmarte ahora.
— ¿Calrmarme? —exclamó mucho más alto de lo necesario— ¿Acaso no has visto en dónde estamos, no recuerdas lo que hemos hecho? Soy un asesino, soy un maldito asesino!

Optimus le dio una bofetada que lo arrojó contra la pared humeante del interior de la nave predacon, pero que sirvió para el objetivo de cortar el ataque del que estaba siendo víctima.

—Es suficiente. Sé lo que pasó, estaba ahí igual que tú. Pero ahora eso no es importante, hay muchas dudas que aclarar.

Rattrap se sentó en el suelo, destrozado.

—No, no hay nada que aclarar. Nos volvimos en contra de nuestros propios amigos, intentamos matar a Rhinox y a Cheetah, vinimos a ofrecer pleitesía a Megatron y nos encontramos con una nave destruida, que de seguro fue obra de ellos dos.
—Eso no lo sabemos.
—Por favor ¿crees que Megatron iba a destruir su propia nave? En este planeta somos la única forma de vida avanzada que puede manipular explosivos, es obvio que eso fue lo que sucedió.
—Rattrap…

Pero el roedor seguía hablando sin parar, sin escuchar o atender a sus palabras; quizás por primera vez en su vida, estaba viendo frente a sus ópticos la real magnitud de una guerra como esa, y su intensidad lo abrumaba al punto de la desesperación.

—Rhinox hizo lo que tú habrías hecho en una situación extrema ¿no es así? Tú resististe la acción de ese veneno que Dinobot te arrojó por más tiempo que yo, por eso no activaste tu jetpack para ir tras ellos es la misma que te habría llevado a inmolarte si fuese necesario, con tal de evitar la destrucción de nuestros objetivos. Y Rhinox es el único de nosotros que conoce la tecnología y tiene las agallas para hacerlo: vio que todo estaba perdido, que no habían más que predacons alrededor, y decidió pasar a la historia junto con ellos, volándolos junto consigo mismo por los aires. Casi puedo verlo, con su mirada serena y sabia, enfrentando la muerte, el fuego alrededor. No es la clase de vida que él quería.

Calló por un momento. Optimus estaba abrumado por la certeza de sus palabras, tan alejado de su charlatanería habitual, pero más de lo cerca que estaba de la realidad más posible. Sí, Rhinox se habría sacrificado al estar expuesto a una presión insostenible, usando su ingenio para burlar la mente retorcida de Megatron hasta que fuera demasiado tarde, y la bomba le explotara en las manos.

—Escucha, sé que resulta difícil de asumir, pero estuvimos bajo una especie de control mental; el mismo que se disipó cuando Dinobot nos arrojó hace unos momentos ese líquido tan extraño. Pero debes entender que no es tu culpa.
— ¡Sí que lo es! —gritó fuera de sí—. Es mi culpa, y la tuya también. Cuando sucedió, hubo un momento en que el sistema interno avisaba de una amenaza intracorporal peligrosa ¡pude haber activado un mecanismo de autodestrucción! Pero no lo hice, me quedé, y ahora todos están muertos, sólo queda ese maniático de Dinobot dando vueltas por ahí.

Rattrap no era ni de lejos la mejor alternativa de compañía, pero Optimus necesitaba de quien fuese a su lado; no podía seguir perdiendo oficiales.

—Tienes que levantarte. Necesitamos seguir en movimiento, salir de aquí y averiguar qué es exactamente lo que ocurrió. Que sea probable que Rhinox y Cheetah estén muertos no significa que lo estén, tenemos que continuar.

La respuesta de Rattrap, sin embargo, fue desprovista de toda la fuerza efusiva de antes.

—No. Ya no hay nada por qué continuar —declaró quedándose sentado en el suelo—. No puedo hacer más esto; antes estaba seguro de que íbamos a morir, ahora sólo quisiera estar muerto. Adiós Optimus, ve a buscar tu muerte heroica como tu nombre lo vaticina, cuando te des cuenta de que no tiene sentido, de que no queda nada, quizás regreses a esperar el final.

No dijo nada más, inmóvil en el suelo, como si su energía se hubiera extinguido de pronto.
Optimus lo observó un rato en silencio, intentando encontrar un argumento que a él mismo no le pareciera absurdo o sin fundamento. No lo encontró.

2

Megatron abrió los ópticos lentamente y los puso a funcionar en modo nocturno; lo primero que detectó es que estaba en un sitio que no era la nave predacon, pero tampoco el exterior. Recordaba a la perfección cómo Rhinox había entrado a la nave junto con Tarantula, y cuando él mismo estaba en los pasillos interiores, la explosión se sobrevino. Resultaba frustrante haber sido engañado por ese científico, pero en su rapidez de movimientos, Megatron pudo alcanzar una de las escotillas inferiores para ponerse a salvo.
Sin embargo la explosión había causado una serie de reacciones en cadena y detonaciones posteriores, una de las cuales lo arrojó a través del suelo, por una grieta grande que conducía a una serie de conductos subterráneos.

—Un interesante lugar, si…

Lo que sucedió en la superficie era sencillo de identificar: Rhinox había aprovechado la distracción que generó Tigreton con su aparición y, haciendo uso de un valor y descaro poco usual en los maximales, consiguió convencerlo provisionalmente de que se había convertido a los predacons; a pesar de esto lo envió junto a Tarantula para averiguar de una vez por todas lo que sucedía, pero el grandulón se apresuró y voló el interior de la nave con un explosivo de gran potencia.
En ese momento no importaba, porque lo que de verdad era valioso de entre las cosas de la nave, es decir, el disco dorado, seguía en su poder. Su plan de aumentar su ejército a costa de sus enemigos podían verse retrasados, pero aún quedaban vainas stasis con futuros seguidores, y en cuanto a Dinobot y los demás…tenía la impresión de que el saurio falló en su misión, lo que de por sí no era tan sorprendente como interesante. Si el grandulón se presentó ante él, las opciones eran dos: Optimus había muerto, o el veneno surtió efecto y lo volvió su seguidor ciego, en cualquiera de los dos casos contaba con el principal problema erradicado de raíz.
Continuó descendiendo a través de los túneles y pasadizos subterráneos, hasta que algo llamó su atención, a lo lejos: sonido de agua ¿un manantial escondido? Tal vez fuera cuna de mucho más, inclusive de alguna forma de energon primitiva o en abundancia, y de forma clara, un medio para salir a la superficie y terminar con todo eso de una vez por todas.

3


El tiempo que corría era valioso en cada segundo; Dinobot aprovechó la providencial circunstancia y lanzó contra los maximales el antídoto del veneno, y corrió con todas sus fuerzas, confiando en que, de la misma manera que con el veneno, su contraparte los mantendría unos instantes aturdidos antes de saber lo que había sucedido. Aún quedaba lo suficiente para él, pero todavía se encontraba muy cerca y era primordial esquivar el peligro.

—Vamos, vamos…

Salió de los restos de la nave en modo alterno, corriendo sin mirar atrás; en esos momentos los objetivos estaban muy claros, y el primero de ellos era mantenerse con vida a toda costa: el segundo, volver a tener el control total de sí mismo, cosa que en esos instantes le estaba costando muchísimo hacer. Sentía que todo su organismo le decía que lo que estaba haciendo era incorrecto, que debía volver y buscar los restos del líder predacon, en vez de seguir su propio instinto.

—Ya cállate.

Sentía como si una voz en su interior le gritara una y otra vez, con la estridencia del metal rasguñando acero, que tenía que volver, que la causa predacon era lo más importante. Pero no existía tal causa predacon, todo se trataba de los planes megalómanos de Megatron, para los que no sólo tenía la ventaja táctica, sino tiempo y conocimiento.
Y el disco dorado.
El mismo disco que él robó al caer en ese planeta, y que dejó atrás sin saber muy bien por qué. Megatron lo tenía, y si, tenía las intenciones que mencionó, de lo cual no le quedaba ninguna duda, su objetivo era seguir aquellas antiguas instrucciones, para apoderarse del universo. Una vez que estuvo internado en el bosque y desvió la ruta que siguió con los otros dos, se aplicó el antídoto; por largos instantes estuvo desprotegido, consciente de lo que pasaba pero en un estado que era similar a  estasis, sólo que con conocimiento real de que lo que estaba pasando no era un sueño. Por eternos segundos pasaron por su mente las ideas anteriores, la forma en que sus planes mutaban hasta ser los de Megatron, y la forma en que comenzaba a olvidar quién era en realidad. Al final, se vio enfrentado a una especie de vacío, como si llegase al final de un túnel muy oscuro y se encontrara sólo con luz, pero nada físico a lo que asirse, y sintió pánico de que el antídoto de Tarantula fuera en realidad una trampa, una nueva jugarreta de Megatron para castigar a quien quisiese apoderarse de esa fórmula, una manera de destruirlo en vida, dejándolo como una cáscara vacía. Pero pasaron los segundos, y amaneció para él; se encontró a sí mismo en su interior, siendo el mismo Dinobot por dentro y por fuera, en esencia y espíritu, sólo él y nadie más. Nada más.


4

Airazor planeaba con gracia sobre los terrenos que custodiaba; resultaba muy interesante observar a las formas de vida de ese planeta y cómo, en concordancia con lo que dictaba su espíritu, vivían y construían su destino día a día, segundo a segundo. Estaba aprendiendo a un ritmo feroz, devorando en su mente cada movimiento, cada gesto y también los ruidos que invadían sus sentidos, sabiendo que aquello era lo que la hacía cada segundo más fuerte y decidida que el anterior. Mientras volaba, su mirada captó algo que llamó su atención.

— ¿Qué es eso?

Creía estar familiarizada con todo lo que vivía en las planicies, pero determinado objeto hacia unos roqueríos la alertó ¿De qué podría tratarse? Apresuró el vuelo dando unos poderosos aleteos, y, grácil, avanzó dejando tras de sí una estela de aire revolucionado por su poder. Unos segundos después descendía con cautelosa lentitud, sorprendida de que su mirada aguda no pudiese identificar el objeto aún a corta distancia.

—Pero he visto esto antes.

Se trataba de un objeto metálico, como una cápsula cromada con varios paneles y luces a los costados; lo reconocía de un modo lejano, como si se tratara de algo muy antiguo, que conociera pero que al mismo tiempo hubiese olvidado. El objeto no emitía ningún sonido, ni hacía movimientos ¿tendría que hacerlos? No tenía claro si se trataba de un objeto animado o no, pero le intrigaba al mismo tiempo que le causaba una cierta desconfianza, un tipo de alerta como la que provoca el fuego, y el mismo tipo de fascinación.
Sintió un tipo de temor básico, que no tenía que ver con un peligro en sí, sino con la forma en que vivía, y en cómo todo lo que la rodeaba funcionaba y podía estar en peligro ¿Qué objeto o suceso tenía tal poder, que a la vez la admiraba y la dejaba en un estado de total indefensión? Se trataba de algo más fuerte que el viento, o el fuego y las marejadas, porque hasta el incendio más devastador deja algo sin destruir, y eso que veía, esta cosa no viva, pero que al mismo tiempo parecía latir, significaba el origen de los peligros, más allá del cielo y de la tierra. Lo que pasaba por su mente en esos momentos, era que aquello, debía ser destruido, antes que la crisálida se abriera y el ser que anidaba en su interior, se convirtiera en la desolación de toda la faz que dominaba, y con respecto a la cual se sentía impotente y débil. Por primera vez lamentó que su vista fuera tan aguda y precisa, como para captar incluso las moléculas de agua en suspensión, provenientes de un arroyo cercano.

5

Optimus había entendido que, en esos momentos, no podía contar con Rattrap para nada; estaba solo, y así es como debería intentar poner fin a los malvados planes de Megatron.
Ya no importaban los motivos de Dinobot para infiltrarlos y luego envenenarlos, ni siquiera por qué había cambiado de actitud devolviéndolos a su estado original, porque, de todo, lo que de verdad importaba era que Megatron estaba vivo y, con toda seguridad, en posesión del disco dorado; resultaba evidente que su plan principal era utilizarlo para conseguir revivir la guerra que tanto tiempo atrás amenazó de forma clara con extinguir su raza para siempre.
Pero ese planeta era tan grande ¿dónde podría estar?

—Por supuesto…

Recién estaba saliendo de los restos aún humeantes de la nave predacon, cuando comprendió cuál fue el método de escape del saurio: hacia abajo. Lo más seguro era que, ante la explosión que destruyó las instalaciones, el líder predacon se viera rodeado por las llamas, y optó por ir hasta lo más bajo, sólo con el disco en su poder. A primera vista parecía una medida arriesgada, pero sin poder volar, se trataba de la estratagema más viable. Regresó al interior de la nave y comenzó a explorar, buscando una salida subterránea o los rastros de que alguien hubiese cavado; no lo encontró, pero sí halló un túnel natural, cuyos bordes resquebrajados y manchados de ceniza indicaban que se había generado a propósito de las ondas expansivas en la nave. Activando los propulsores, descendió por el túnel, sumergiéndose en la oscuridad.

6

Megatron continuó por un túnel horizontal, en espera de encontrar el origen del susurrante sonido que había llamado su atención poco antes. Con sus ópticos como única luz a su alrededor, el saurio continuó avanzando a paso firme aunque silencioso, esperando dar con algún manantial subterráneo que condujera a las zonas oceánicas y, desde ahí, hacia el punto en donde se encontraba con anterioridad y al que no podía acceder por la misma ruta de descenso por causa de lo liso y resistente de los muros natrales de piedra. Pero se encontró con algo que le llamó mucho más la atención.

—Eso sí que es interesante… si…

Convirtió su caminar en un lento desplazamiento, primero apagando la luz de los ópticos, luego avanzando sin necesidad de ellos a causa de la extraña luz natural que existía en aquella bóveda natural. Se trataba de una gran bóveda, muy alta, de paredes lisas al igual que los túneles que conducían allí, se imaginó por el paso constante de agua, ya fuera por la ruta evidente o por cavidades ocasionales formadas por causa de la presión del agua. Lo más probable es que en un sitio como ese el agua surgiera de vez en cuando en torrentes desde la superficie, abriendo su camino hasta que llegaba a ese punto, desde donde era dirigida a aquel cauce. El centro de la alta bóveda era traspasado por un túnel de agua que corría como un aparente riachuelo; en medio de un silencio sobrecogedor, y junto con la extraña luz negra que iluminaba de forma las paredes, parecía que el sitio tuviese un tipo único, intocable e incontenible de energía, aunque esta fluía en paz según algún tipo de reloj natural que controlaba cualquier tipo de impulso más fuerte que lo necesario. Megatron se quedó a prudente distancia durante unos segundos, apreciando el interior del sitio, y la forma en que, aparentemente, la luz negra surgía de la nada y al mismo tiempo se mezclaba con todo, dando al agua y las paredes unas tonalidades específicas que de seguro jamás podrían reproducirse o captarse en otro sitio. En el centro de la cueva con forma de cúpula, una serie de piedras con forma de bloques rectangulares estaban dispuestas en crómlech, rodeando el seno del lago; por lo visto, el terreno estaba mucho más hundido en esa zona, de modo que el río que cruzaba la cueva formaba un lago, desde donde el agua seguía su curso en lentitud, casi como si el líquido no se desplazara, como si fuera una masa compacta que  en vez de fluir, se transporta sin sufrir modificaciones.
Se acercó desde un ángulo provechoso al felino que estaba inmóvil frente al círculo de piedras, pero al instante descubrió que estaba en una especie de trance, y por ende no significaba ningún peligro para nadie. Quizás ni para sí mismo, pero ¿por qué estaba en ese estado?
Megatron supuso que el felino habría eliminado al inútil de terrorsaur poco después de ser enviado a la misión, pero eso no resolvía el misterio de su extraño estado; entonces notó que el felino estaba ahí, inmóvil, con la cabeza asomada al interior del perímetro de piedras que formaban el crómlech, y desvió la vista hacia arria, enfocando el centro del techo con sus ópticos, luchando por encontrar algo que tuviera significado en la aparente naturalidad del flujo de la luz negra.
Y lo encontró.
La luz se movía en círculos concéntricos y excéntricos, tomando como punto central el lago, que estaba rodeado por las piedras de gran tamaño, dispuestas en esa formación, desde luego, no de forma natural ni accidental; tomando distancia, Megatron miró hacia el conjunto de piedras y se dedicó a observar, pero se encontró con la sorpresa de que no podía ver el otro extremo de la cueva a través de las piedras, porque los haces de luz, más arriba tenues y transparentes, abajo eran barras de luz dura y negra, sin embargo de lo cual el centro del lago parecía iluminado de la misma forma que el resto del lugar. Resultaba evidente entonces que en el centro del agua había un tipo de energía con el poder suficiente como para suspender la actividad de un transformer, y para moldear el interior del lugar, quizás con el paso de los siglos. Pasando a modo robot, Megatron tomó el disco dorado y lo expuso a la luz del lugar, descubriendo un nuevo hecho sorprendente: la luz era atraída por el disco, que parecía absorverla y convertirla en haces más brillantes, los que se unían a la extraña danza que circulaba por todo el sitio.

—Excelente, he encontrado el sitio que esperaba, sin más búsqueda que unos pocos pasos…

Mientras esto sucedía, Optimus llegó al lugar a través de un túnel lateral, desde donde tenía vista del líder predacon y sus acciones; Cheetah estaba detenido en una especie de trance ¿le habría hecho algo el saurio? No resultaba imposible pero sí improbable, dado que Megatron estaba a tan sólo unos metros y no lucía interesado en su compañero de batalla. Optimus observó en silencio cómo Megatron observaba el techo, y pocos instantes después, en modo robot, extraía el disco dorado, que para su sorpresa iniciaba un extraño incordio con los haces de luz que circulaban por todo el sitio; le recordó la forma en que las plantas absorben el aire contaminado y lo transforman en aire puro, pero en un ambiente en donde el elemento contaminado era muy superior.

—No comprendo que…

Pero sí lo comprendió. El disco dorado contenía información muy valiosa, pero al mismo tiempo se trataba de un dispositivo que permaneció por siglos oculto y expuesto a diversas variaciones de energía, lo que significaba que, con el tiempo, había adquirido alguna clase de poder, mientras que el sitio en el que se encontraba estaba cargado de una poderosa energía que circulaba en todas direcciones, impregnando el agua y los muros, a los que no sólo otorgaba un tipo de color único, sino que al parecer los manipulaba de cierto modo. El sitio era una cueva con la forma de una bóveda, con un lago al centro ¡Había algo en el fondo del lago! La única explicación posible era que en el centro del lago, punto opuesto al alto techo, se encontrara alguna forma de energía o fuente tan poderosa pero primitiva, que al mismo tiempo estuviera moldeando el sitio a su alrededor, y no pudiera conducirse con facilidad al exterior; y sin embargo lo hacía, porque de alguna manera eso explicaba las grandes cantidades de energon puro que existía en la superficie y que los obligó a adquirir formas alternas. Era como si el planeta estuviera siendo infiltrado, desde dentro, por esa energía misteriosa que era capaz de absorber la luz y transformarla en otra forma menos transparente, igualmente poco controlable, pero con un nivel de poder insondable. Vio cómo Megatron se acercaba al borde del lago que se encontraba cercado por unas piedras rectangulares altas y de bordes tallados, pero no miraba adelante, sino que avanzaba inclinado, la vista fija al suelo, como si avanzara a tientas.

— ¿Qué está haciendo?

¡Megatron había descubierto que la fuente de origen de esa energía había inmovilizado a Cheetah! ¿Por qué entonces se acercaba con tanta determinación a esa fuente de peligro?
El disco.
Optimus supuso que el líder predacon había descubierto algo que él no, al estar en posesión de ese preciado instrumento que estaba en pugna con la luz negra del lugar, incapaz de contrarrestar la energía, pero emitiendo su brillo dorado de todas maneras.
El lago.
Optimus pasó a modo robot, y salió del lugar en donde estaba escondido, accionando los disparadores de los brazos.

— ¡No sigas avanzando Megatron!

El otro se volteó y quedó mirando en dirección de la voz, su mirada distante, su voz fría y decidida.

—No hay nada que puedas hacer.
—No des un paso más.

Pero Megatron sonrió, satisfecho.

— ¿Y qué vas a hacer para detenerme? ¿Disparar? ¿Acaso no has notado que la luz negra absorbe todo tipo de energía?

Optimus hizo un disparo, pero la energía producida se evaporó al instante.

—No sabes lo que puedes desencadenar.
—El disco dorado es un catalizador de energía, claro que lo sé. Lo siento Optimus, la guerra de las bestias ha terminado, yo gano.

Arrojó el disco hacia el centro del lago riendo de forma desquiciada mientras Optimus corría intentando detenerlo, tratando de salvar una distancia desde todo punto de vista imposible.

— ¡Noo! ¡Megatron!


Aquí termina Broken spark. La próxima semana conoce el primer episodio de la nueva era Broken spark transmetals



Próximo capítulo: Energon metálico