martes, 12 de enero de 2016

Broken spark Capítulo 3: Una frecuencia óptima



Para el momento en que Optimus y los demás maximals llegaron a las cercanías de la base era tarde para sorprender a Megatron; los dos grupos se encontraron frente a frente, el barranco y la nave protegida por el campo de fuerza como telón de fondo.

—Al fin nos vemos las caras Optimus.
—Esperaba una emboscada —dijo el líder maximal.

Megatron ahogó una risa burlona.

—Siempre con ese concepto tan malo acerca de mí, pero aunque no lo creas, en esta ocasión no vengo enfrentarme a ti ni a los tuyos.

Pero podría hacerlo, pensó el gorila. Algo se oculta detrás de esa supuesta actitud pacífica.

— ¿Qué es lo que quieres?
—Me gustaría saber en dónde se encuentran tres de mis camaradas —replicó con seguridad—, desde el momento en que nos estrellamos, mis asociados parecen estar desapareciendo por arte de magia.
— ¿Y eso de qué manera tiene que ver con nosotros?
—No lo sé —replicó Megatron— entre el lugar donde se estrellaron ustedes y aquí en donde nos estrellamos nosotros existe una distancia que se puede cubrir casi en línea recta, y cuando llegué ustedes ya venían de regreso.

Ratrap iba a decir algo, pero Optimus reaccionó con rapidez y evitó que hablara.

—Estás confundido de bando Megatron —contestó con firmeza—, no somos del tipo de los que dan caza a sus enemigos sólo por diversión.
—Por algún motivo, eso no te lo creo.
—Tendrías que preguntarte a ti mismo a qué se debe esa desconfianza.

Megatron decidió que la reunión ya había llegado a su fin.

—Vamos a dejar algo en claro: ahora tenemos dos opciones, intentamos matarnos squí y ahora o nos retiramos para preparar con mucho cuidado los pasos que vamos a dar ¿sabes? El enfrentamiento es inevitable.

Optimus por su parte, no estaba dispuesto a ceder.

—No vas a usar el disco para tus planes, no te lo permitiré.
—Sé que no lo harás —replicó el otro con alegría—, para los asuntos que corresponden a tu deber, funcionas en una frecuencia óptima, Optimus.

Hizo una breve pausa especulativa, tras lo cual comenzó a moverse hacia un costado.

—Predacons, retírense, no queremos caer en una trampa.

Los predacons se retiraron con rapidez mientras Rhinox se convertía a robot y activaba el mando a distancia que permitía que se abriera una brecha en el campo de energía protector. Dinobot apareció desde el escondite que lo había mantenido oculto a cierta distancia y se acercó al grupo.

—Escuchar Optimus —dijo Rattrap en voz muy baja—, sé que fui  irrespetuoso contigo. Pero esta vez estoy hablando en serio, no lo dejes entrar.

El líder maximal hizo una pausa.

—En estos momentos el mayor peligro para nosotros no se encuentra ahí, en ese transformer, está en la mente de Megatron y en los planes que aún no logro descifrar.

Dinobot llegó hasta ellos a paso lento, la satisfacción se notaba con toda claridad en sus ojos.

—Esta fue una reunión interesante y al parecer una charla muy emotiva.

El gorila no respondió.

—Es extraño que haya aparecido de esa forma y no los atacara ¿no es así?
— ¿Se te ocurre por qué podría haberlo hecho?
—No, pero él aún no sabe que estoy con ustedes, lo que significa que tenemos una oportunidad de engañarlo.
— ¿Qué sugieres?

El velocirraptor miró directamente hacia Rattrap, que lo observaba con desconfianza.

—Lo más sensato que puedes hacer, trata de matarme.
— ¿Qué?
—Lo que oíste. Megatron ya sospecha de la desaparición de algunos de sus seguidores, entrégale a uno de ellos malherido, al borde del colapso.

Rattrap soltó una exclamación burlesca.

—Estás demente si crees que eso lo va a alterar, o a provocarlo de alguna manera, a Megatron no le interesan sus seguidores.
—No se trata de lo que pueda ponerlo nervioso o no, sino de entrar en su nave con armamento que no tengo en mi poder.
—No entiendo lo que…

La voz de Rhinox se escuché fuerte y clara, emergiendo desde detrás de ellos con su aplomo característico.

—Una bomba.

Cheetah intervino alarmado.

— ¿De qué estás hablando? Sólo tenemos algunos detonadores en el interior de la nave, no podemos desperdiciarlos en pasárselos a él.
—Es cierto —chilló Rattrap—, ¿cómo sabes que todo esto no es más que un plan para desarmarnos?
—Porque hay una forma de comprobarlo —replicó Optimus con tranquilidad—, Dinobot, aceptaré que te involucres en este arriesgado plan con una condición: vas a cambiar tu código mental a Maximal.

2

Megatron y los predacons volvieron a la base en un ambiente de nerviosismo.

—Megatron —intervino Tarantulas— ¿crees que esto es de verdad un plan de los maximals? No parece su estilo.
— ¿Porque siempre son los héroes de las historias? —replicó el líder con tranquilidad— Hace miles de años que los predacons, y antes los decepticons, hemos sido considerados y vistos como los grandes conspiradores pero, si lo analizas bien mi estimado arácnido, puede ser que detrás de todo esto haya un símbolo distinto al que nosotros ostentamos.
— ¿Y qué sugieres?

Megatron quitó de su brazo el extremo dentado con el que podía disparar grandes lásers y lo dejó sobre el mesón. Luego contempló durante unos momentos el mapa tridimensional frente a sus sensores ópticos.

—Piensan atacarnos —replicó al fin—, nos hemos vuelto un obstáculo. Tenemos que descifrar el mensaje escondido en el Disco dorado, lo más pronto posible.
— ¿Y los predacons que faltan?
—Preparen una búsqueda, pero no saldrán todavía; presiento que los maximals están muy, muy cerca.

3

Al fin y a pesar de los murmullos de desaprobación de Rattrap, el grupo ingresó a la nave en compañía de Dinobot; el velocirraptor se mostraba muy calmado y confiado en el procedimiento que se iba a realizar. En tanto, Cheetah se escabulló a un costado, en donde Rhinox preparaba la cápsula en donde iba a realizarse el cambio de facción.

— ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
—Hay un procedimiento standard para realizar los cambios de facción.

El felino se interpuso en sus laboras, y lo obligó a mirarlo.

—Sabes que no hablo de eso. ¿Crees que el Gran jefe enloqueció?

Rhinox lo miró con detenimiento durante unos momentos, antes de contestar.

—No ha enloquecido, está tomando la decisión de tomar medidas peligrosas en contra de enemigos peligrosos. Ciertamente, que Megatron tenga en su poder el disco dorado lo convierte en una mgran amenaza.
— ¡Pero uno de sus aliados está dentro de nuestra nave!
—Baja la voz.
—Lo siento.
—Escucha, sólo mantén los sensores ópticos muy abiertos, y ahora déjame revisar esto antes que me tarde aún más.

Mientras tanto, en el puente de mando, Optimus le explicaba a Dinobot la información.

—El procedimiento no será largo, pero escucha; no vamos a cambiar tu memoria, pero tus códigos de pensamiento van a cambiar. La primera directiva, es no matar de forma innecesaria, y cuando lo digo, me refiero a cualquiera de tus especiales motivaciones.
— ¿Qué sucedería en el caso de que lo quisiera hacer?
—Hay un comando de directivas en el programa que cambiará tu forma de pensar. Si quisieras matar por placer, por ejemplo, u sistema va a dirigir tus emociones en sentido opuesto, no sentirás placer ni gusto al intentarlo, y todo tu organismo y pensamientos lucharán por detenerte, o hacer que cometas un error.
—Entiendo.

Dinobot se convirtió a robot y enfrentó al líder maximal, mirándolo a los ojos. Puso una mano en su hombro y habló con voz clara y confiada.

—Cuando todo haya terminado, convénceme de que es una misión de máxima importancia, para que no me arrepienta.
—Lo haré.

Un instante después de esas palabras, Optimus se llevó una mano al cuello, palpando la misma zona en donde el otro había tocado.

— ¿Qué…? ¿Qué es esto?

Dinobot se alejó unos pasos; en tanto, el virus comenzó a infectar el organismo del líder autobot. Optimus intentó hablar, pero se vio muy rápidamente detenido por la acción del agente que se inmiscuía en sus circuitos. Dio algunos pasos sin sentido, tratando de hacer algo en medio de la confusión, cuando, de manera repentina, dejó de moverse y quedó quieto en el lugar. En ese momento apareció Rattrap, quien se escandalizó al ver a ambos tan quietos.

— ¿Qué es lo que estás haciendo asqueroso saurio?
—Nada —replicó el otro encogiéndose de hombros—. De pronto dijo que se sentía extraño, y luego ya no se movió.
— ¡Rhinox!

El aludido y Cheetah aparecieron a los pocos momentos. Rhinox preparó un escáner para revisar el estado del líder, pero antes que pudiera hacerlo, este se recuperó.

— ¿Qué pasa, por qué me miran todos así?
—Estabas muy extraño.
—No es nada, sólo el cansancio. Ahora vamos a realizar el procedimiento en Dinobot lo más pronto posible.

Fueron hasta el módulo, al que el velocirraptor entró con toda tranquilidad. Una vez que estuvo dentro, Optimus activó los cañones de los brazos y hombros y comenzó a disparar.



Próximo capítulo: Un ejército considerable


No hay comentarios:

Publicar un comentario