domingo, 1 de mayo de 2016

Broken spark Capítulo12: Sincronía





Airazor, Tigreton y Silverbolt terminaron su viaje cuando ya estaba bastante entrada la noche y la luna resplandecía en el cielo, haciendo olvidar los estragos que la tormenta de energía causó en el lugar algunas horas antes; el sitio acordado para el descenso fue un claro al interior de un bosque muy tupido, en un punto intermedio entre la zona nevada vigilada por Tigreton y el territorio de Airazor.

—Este lugar es muy hermoso.
—Es un ejemplo de cómo la vida sigue y suma día a día —explicó Tigreton—, y es lo que tenemos que preservar.

En ese momento la aguda visión de Airazor detectó algo a cierta distancia.

—Blackaracnia ha llegado, y al parecer no viene sola.

Silverbolt volteó en la dirección que indicaba Airazor, pero no vio nada; creyendo por un momento que podría tratarse de un error, miró al águila, pero ella mantenía su serena mirada en la misma dirección ¿Acaso podía ver algo que él no? Después de un largo rato, el follaje en los árboles se removió, pero aún no podía ver nada; la voz, suave y sigilosa, era distinta a lo que se esperaba de ella pero ¿qué era lo que esperaba?

— ¿Es seguro, madre, padre?
—No temas hija —dijo Tigreton con tranquilidad—. Estás en confianza.

Por primera vez la araña se dejó ver entre las ramas, desplazándose como si flotara o no necesitara utilizar sus múltiples extremidades para hacerlo. Después de permanecer unos instantes quieta, mirando a los que la enfrentaban, se convirtió a robot, revelando su figura sugerente y de movimientos sinuosos, y la mirada aguda que se dirigió de forma directa a él.

—Parece que hay noticias.
—Así es, y es u gran momento —comentó Airazor—. Queremos que conozcas a Silverbolt, acaba de unirse a nosotros.

Ambos se miraron en silencio, estudiándose con detención, Blackarachnia observando con curiosa atención, Silverbolt cautivado por la extraña y a la vez innegable belleza de la fémina; después de unos instantes de silencio, él también se convirtió a robot y se inclinó, poniendo una rodilla en tierra, sin dejar de mirarla directo a los ojos.

—Eres como una aparición frente a mi, Blackarachnia, estoy encantado.

Ella desvió la mirada hacia los otros dos, un poco divertida por la ceremoniosidad con la que se expresaba Silverbolt.

—Es un gusto supongo.
—Tigreton dijo que eras única en tu especie y tuvo razón; resultas apabullante a la vista.

Ella no respondió, algo confundida por la forma de hablar de él; cambió de tema de inmediato.

—He encontrado a un nuevo hermano para nosotros.
—Eso es maravilloso —comentó Airazor—. Precisamente estábamos hablando de la necesidad de encontrar a los otros que están perdidos en este planeta.
—Lo he traído.

Blackarachnia guió al resto del grupo entre los matorrales y árboles contiguos al terreno en donde se encontraron: una vaina stasis figuraba colgada de la tela de araña, lo que demostraba que ella la había arrastrado hasta ese sitio.

— ¿Sabes si escaneó algo?
—No desde que la encontré —repuso ella—, no ha hecho nada en absoluto, así que pensé que lo mejor era que ustedes decidieran qué hacer.

Tigreton y Airazor se acercaron a la vaina y la descolgaron con lentitud, sin mencionar que ninguno de los dos sabía con exactitud la forma en que funcionaban las vainas; sabían que debían realizar un análisis del terreno en busca de una forma con la que realizar la modificación corporal y, a través de ello, adquirir un modo alterno. Por suerte, al momento de dejarla sobre el suelo, la vaina mostró una reacción, y el escáner analizó el terreno; después de unos momentos la tapa de la vaina se abrió y emergió de ella una forma nueva.


2


Rhinox estaba confundido acerca de las señales que identificaba a su alrededor, ahora que la tormenta había terminado; llevaba bastante tiempo en el mismo sitio, identificando ruinas y escombros, sin poder avanzar pero al mismo tiempo detectando unos niveles que no conseguía establecer con claridad.
Cuando sus sensores auditivos descubrieron un murmullo, se puso en alerta.
Cerca de él había algo, o alguien, que emitía un lastimero sonido ¿De qué podría tratarse? No era un animal de la zona ¿o tal vez uno herido? Le parecía extraño, ya que en uno de sus primeros estudios había concluido que las formas de vida tenían un avanzado sentido de la supervivencia, y ante desastres naturales tendían a esconderse en sitios seguros, por lo que estar en descampado ante una tormenta de semejantes dimensiones, y que se extendió por bastante tiempo, no era esperable que estuvieran en el exterior, y la tormenta terminó de forma abrupta, sin consecuencias.

— ¿Quién está ahí?

Por un momento se sintió angustiado: se trataba de uno de ellos; no lo supo por los informes de los sensores, simplemente lo supo, y algo en su interior le dijo que así era. La pregunta crucial que surgió en su mente, y que hacía lucir de verdad estúpida su acción de hablar en voz alta era ¿Maximal o Predacon? No lograba determinar el punto exacto de dónde venía la débil señal y el murmullo, y estando ciego, no tenía las mejores opciones de descubrir mucho más. De pronto una mano lo sujetó de una pierna.

—Ahh...ahh...

Algo extraño en la voz: no la reconocía, ni de sus aliados ni de los enemigos. Eso podía significar que fuese uno de los robots despertados desde las vainas stasis, y por ende un peligro potencial que desconocía por completo.

— ¿Estás bien?

No se movió, y en cambio, se inclinó para poder alcanzar la mano; con lentitud descubrió que el cuerpo estaba sepultado bajo una pila de escombros. Comenzó a removerlos siguiendo el contorno del brazo, y al cabo de unos momentos la figura cobró un poco más de libertad y empezó a sacudirse, lo que facilitó que entre ambos pudieran liberarse.

—En el nombre de los Primes ¿Qué te sucedió Rhinox?

El aludido se puso de pie, confundido.

— ¿Quién eres?

Optimus observó con detenimiento a su amigo; tenía una serie de heridas menores en el cuerpo, pero lo que resultaba de verdad preocupante era la lesión en el rostro; entonces supuso que, durante la tormenta generada por la demencial acción de Megatron, el científico hubiese sido tocado por un rayo que quemó sus ópticos.

—Lo lamento amigo mío, no lo noté a primera instancia.
— ¿Optimus?
—Sí viejo amigo, soy yo.
— ¿Qué te sucedió?

Se refería a la voz. Optimus miró sus manos, comprendiendo a primera vista cuál era la diferencia fundamental; en el instante de la tormenta, luego de la caída de Cheetah, fue alcanzado de lleno por un rayo, después de lo cual perdió el conocimiento, llegando a creer que iba a morir por causa de la descarga. Ahora podía ver en sí mismo, y detectarlo a través de los sistemas internos, que no sólo estaba vivo, también había cambiado: su coraza se había vuelto transmetálica, incorporando la tecnología cybertroniana de origen tanto al modo robot como al alterno. Su sistema indicaba también que los niveles de rango, fuerza, precisón y potencia de tiro eran mayores que antes, lo que significaba una inesperada, pero oportuna evolución.

—Fui cambiado por la energía del disco.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Dónde estuviste después del ataque? —repuso el líder, pero de inmediato reformuló—. Lo siento viejo amigo, nunca quise...
—No es necesario que lo expliques —lo interrumpió Rhinox—. Entendí lo que pasó en ese mismo instante, cuando Dinobot los contagió con el veneno; pero al mismo tiempo supe que intentaste resistir lo más posible y evitar hacernos daño.

Claro que lo había intentado, pero era demasiado tarde para algunos.

—Lo intenté, pero fallé, y ahora todo es peor.
—Dime qué sucedió exactamente.

Sucedió un silencio, que el científico pudo identificar con toda claridad. Lo lamentó en su interior, pero en realidad las cosas habían llegado muy lejos como para quedarse así.

—Escucha Optimus, puede que esté ciego, pero no he perdido el resto de mis facultades. Sé que esa tormenta no es de origen natural, y puedo deducir que las cosas van de mal en peor. Soy tu amigo y seguidor, no me dejes en las sombras.

Optimus sintió un profundo respeto por Rhinox, y decidió actuar de acuerdo con eso. Ya sabía lo que estaba sucediendo en otro sitio.

—Megatron encontró un segundo disco dorado en las profundidades de una cueva bajo el territorio en donde estaba su nave,y lo utilizó para convertirse en un gigante de energía: eso es lo que provocó la tormenta. Rattrap abandonó la batalla y perdió las ganas de vivir, y Cheetah...fue afectado por la onda energética y realizó el máximo acto de heroismo, sacrificándose para detener a Megatron. Pero murió en el intento. No queda nadie más Rhinox, y ahora mismo es muy posible que Megatron siga con vida, teniendo en su poder alguno de los dos discos, habiendo evolucionado a lo transmetálico, o incluso ambos, con lo que la amenaza que representa es de un nivel incalculable. He fracasado como líder de este grupo.

Rhinox preveía la muerte de Cheetah, pero saber que ya era una realidad no disminuía la tristeza por ello. Sin embargo, las opciones seguían siendo las mismas.

—No has fracasado Optimus, has estado enfrentado a situaciones que superan los recursos que tienes; cualquier otro habría sido derrotado, pero tú sigues aquí.
—Resulta difícil enfrentar lo que ha sucedido, y las responsabilidades que me corresponden; inclusive tu estado es culpa mía, te empujé a eso y es mi fracaso.
—No, no lo es —insistió Rhinox—. Mientras estemos aquí y podamos continuar, no has fracasado.

Una voz interrumpió a ambos. Destilaba fuerza y seguridad.

—Lo que dice es cierto, Optimus. No has fracasado, y tampoco estás solo.


3


Megatron surgió de entre los escombros, y se encontró cerca de un lago; caminando con lentitud, aún reponiéndose de la experiencia vivida poco antes. Después de experimentar todo ese poder, la sensación de pérdida era desconcertante, pero al mismo tiempo sentía que las cosas no habían regresado al punto de origen ¿Qué era lo que cambiaba? Mirando alrededor comprobó los resultados del despliegue de energía: escombros, zonas humeantes, y nada de actividad alrededor; a todas luces estaba a bastante distancia del sitio en donde había emergido y luchado con esa forma de energía maximal, pero lo que de verdad parecía preocupante era que ya no tenía consigo el disco dorado, y no había la más mínima seña del segundo disco, el que permitió que
adquiriera aquel poder.
Sin embargo, a pesar de la derrota, se encontraba en buenas condiciones, y se sentía extraño, distinto ¿De qué podría tratarse? Al acercarse al lago vio su reflejo en la superficie del agua, y entendió qué era lo que afectaba a su cuerpo, y que lo hacía sentir diferente.

—Una coraza transmetálica —dijo apreciando su nueva apariencia, refulgente aun entre la oscuridad de la incipiente noche—. Entonces, no he perdido la guerra, he iniciado una nueva etapa. Con este poder, mis objetivos están más cerca que antes.

La risa de Megatron se escuchó en el vacío de la noche, y a cierta distancia, alguien lo escuchó y supo que no era el único cuyo cuerpo había cambiado.



Próximo capítulo: Tecnología obsoleta

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