domingo, 1 de noviembre de 2015

La otra matrix Capítulo 13: Palabras clave



Heavythread y otros dos fueron los que resultaron más dañados durante el ataque del clon de  Shockwave, y aunque la intervención de Filence fue clave para evitar más daños, entre los que resultaron afectados por los disparos de manera directa, los que cayeron de la corte y los que recibieron daño, hubo un total de 15 heridos; sin embargo, ante la muerte de Undertow, nadie se preocupó de esos detalles, e incluso el propio Heavythread exigió que lo ayudaran a asistir a la ceremonia póstuma.
Entre los restos de la plataforma de aterrizaje, que había sido reducida casi a un tercio después del ataque, se instaló la pira funeraria, que consistía en una sencilla base triangular con postes en los extremos, los cuales generaban gravedad de bajo poder y sostenían el cuerpo levitando, mientras desde sus extremos se esparcía una solución química que junto con el fuego de la plataforma base permitiría incinerar los restos del caído robot. Aldren dijo unas breves palabras de despedida, pero viéndose superada por la emoción, guardó un respetuoso silencio, que se extendió a los demás en la corte, mientras con el viento de esa aciaga jornada se dispersaba el polvo de estrellas en el que se había convertido Undertow; después, durante ese mismo día, nada se hizo en la corte de los despreciados, y aunque muchas de las heridas eran de gravedad, nadie quiso interrumpir la ruta de partida del guerrero más valeroso del grupo, y defensor del asteroide.

—Empiecen las reparaciones más urgentes y reparen a los heridos para que podamos partir —dijo Aldren al despuntar el día siguiente—, aún estamos en riesgo en este planeta y debemos alejarnos.

Las labores en la corte se retomaron con una aparente normalidad, pero la líder notaba el temor, cansancio y por sobre todo la tristeza que inundaba a todos: hacía muchísimo tiempo que no perdían a uno de ellos y la experiencia era muy dura de enfrentar, sin embargo en su interior sabía que estaba obligada a animar al resto y empujarlos a seguir adelante, o de lo contrario el sacrificio de Undertow sería en vano.


2


Cybertron. Laboratorios subterráneos en Tarn. Mientras tanto.

Al comenzar la siguiente jornada, Spektre salió de sus aposentos y entró precipitadamente en los de Arciagan.

— ¿Qué sucede? —dijo ella sorprendida de verlo actuar de esa manera— ¿Hay noticias sobre Runflight?


Spektre, por primera vez en mucho tiempo, estaba angustiado por algo; es más, incluso podía reconocerse a sí mismo estar asustado.

—Nuestros planes de ayudar a los Autobots para detener a Runflight van a tener que quedar en el olvido —replicó ásperamente—, hemos cometido un grave error.

Arciagan hizo a un lado el escáner que registrada de manera diaria el funcionamiento de su cuerpo y enfrentó a su compañero.

—El Clon de Shockwave.

Spektre le enseñó una tableta en donde figuraba un mensaje codificado: el remitente era el mismísimo cíclope, y luego de ingresar unos códigos, la información quedó legible para ambos. El texto era breve, sencillo en contenido, pero poderoso por su significado.

“Acabo de recibir la señal remota de la desactivación que ordené tiempo atrás del clon”

Arciagan volvió a leer el mensaje; recordaba a la perfección que cuando sustrajeron el clon, realizaron la desmantelación de este y un escaneo profundo de las partes, con el fin de evitar cualquier tipo de dispositivo de rastreo que delatara su nueva ubicación, y aquella revisión había terminado con éxito.

— ¿Cómo? —dudó un instante antes de continuar hablando— ¿Cómo puede haberlo sabido?
—Lo revisamos antes de realizar todas las mejoras —replicó él—, y siempre estuvimos tan seguros de haberlo hecho bien que no realizamos una revisión posterior, es decir antes de enviarlo a esa misión de prueba.

Es decir, pensó Arciagan, que las noticias eran malas por partida doble. El Clon no sólo había fallado en su misión de destruir a Aldren, sino que ese fracaso los había delatado antes del cíclope; sin embargo la gran pregunta era por qué les enviaba un aviso en vez de llamarlos ante su presencia o enviar a alguien a destruirlos.

—Entonces él siempre supo que el clon no fue destruido —concluyó ella—, sólo dejó que pasara el tiempo hasta descubrir quién se encontraba detrás de todo esto, y cuáles eran sus objetivos.
—Sus cálculos son brillantes como siempre —replicó Spektre en voz baja—, y nos deja a nosotros en una situación difícil y comprometida, ahora él sabe que estamos entre la espada y la pared ¿qué es lo que vamos a hacer? ¿iremos ante él a entregarnos, le diremos que el clon fue usado para una causa que era conveniente para él, jugándonos la vida en que nos crea, quizás nos quedaremos aquí haciendo como que no ocurre nada, quizás intentaremos escapar?

Mientras hablamos, pensó ella, puede haber una escuadra de elite esperando a que salgamos de este sector, las comunicaciones pueden estar intervenidas o simplemente puede haber ordenado que se corte el suministro de energía a esta zona y se bloqueen de manera permanente todos los accesos; siempre nos sentimos seguros en los subterráneos, y ahora es como si hubiéramos cavado en ellos una tumba.

—No podemos quedarnos sin reaccionar, es imperativo que tomemos una decisión.
— ¿Qué sugieres?
—Jugarnos el todo por el todo por el plan original. Si saber qué es lo que pretende Runflight no nos ayuda, entonces nada lo hará.

3

Los siguientes dos días en la corte de los despreciados fueron de bastante trabajo para todos; alejados del ambiente festivo y cómodo que había conocido antes, las acciones de todos estuvieron principalmente definidas por Aldren, quien manejó todo presencialmente y consiguió que, al segundo día, ya estuvieran fuera de la órbita del planeta que tan malos momentos les había traído.

— ¿Dónde está Soulbreaker?
—En el promontorio.

Heavythread había estado muy silencioso durante esos dos días, procurando ayudar en todo lo posible tan pronto estuvo recuperado de las heridas de batalla. Esa jornada, Aldren se había quedado sola en el puente por decisión propia y el tanque entró sin pedir permiso.

— ¿Aún piensas ir por la amatista estelar?

Aldren giró en su asiento y lo miró.

— ¿Por qué me estás preguntando eso?
—Para que alguien hable de algo —replicó él con simpleza—. Me estoy volviendo loco con este silencio; Usleazy aún no se recupera del trauma del ataque, y aunque estuviera bien, el bar seguiría vacío, nadie habla con nadie, parecemos esclavos dentro de este lugar y no porque tú nos des órdenes, sino porque todos están muy afectados.

Aldren sabía que los ánimos estaban mal, pero su propio estado le impedía salir del ensimismamiento.

—No es primera vez que pasamos por esto, cuando murieron Starheil y Mirr también estuvimos bastante mal.
—Lo sé, es sólo que a veces me pregunto si estas cosas no pueden terminar por quebrarnos.

No hablaban muy a menudo de las cosas que tenían relación con las aptitudes especiales de los dos, pero ella supo que se trataba justo de eso, en ese momento.

—No habrías podido hacer nada.
—Mi escudo pudo haber hecho la diferencia.
—O podrías haber muerto junto con él —replicó ella con firmeza—. Escucha, me siento tan mal como tú por la muerte de Undertow, pero a él es a quien le debemos volver a animarnos, ayudar a los más débiles de la corte y recuperar nuestro humor.

Se hizo un largo silencio entre ambos. Al final, Heavythread tomó la decisión de preguntar algo que había estado en su mente desde la jornada del ataque.

— ¿También te sientes frustrada por no haber podido hacer más?

Aldren no respondió de inmediato; se quedó mirando cómo Filence entraba en el puente de mando a paso lento.

—Filence ¿ocurre algo?

El robot asintió, pero en vez de mantenerse en silencio como era su costumbre, alzó la voz, un sonido calmo y medido que contrarrestaba la ansiedad de él y la angustia de ella.

—Todos te necesitan. También él.
—Lo sé.

Heavythread se interpuso entre ambos.

— ¿De qué están hablando, qué no me has dicho?

Desde que descubriera la forma de utilizar su capacidad de ver algo del inmenso mar del futuro, Aldren jamás se había sentido, a la vez, tan segura y tan atemorizada por algo de lo que no tenía certeza ninguna. Pero Filence, el silencioso y al tiempo sabio robot tenía razón.

—Esta falta de certeza es lo que me está matando.
—Pero en este asteroide, tú eres la luz que nos ilumina. Aconseja a tu propia voz interior, de la misma manera que lo has hecho con nosotros durante todo este tiempo.

Heavythread sintió que se quedaba sin soporte; Aldren no podía ver, estaba ciega con respecto a algo, a alguien en particular. No se trataba de lo que no querían decirle, sino de lo que no podían.

—Dime que no es cierto. Dime que no es por el mismo motivo que él…



4

Espacio. Asteroide mecánico. Mientras tanto.

Sentinel Tau siguió la misma ruta que la vez anterior, volando a baja velocidad mientras ubicaba en el asteroide la misma zona donde descendiera la vez anterior, aunque en esta ocasión lo hizo de manera independiente y sin seguir instrucciones. Unos instantes después, cambió a modo robot y se internó en el mismo sitio que antecedía a la construcción en donde alojaba quél al que iba a buscar.

—Runflight.

No escuchó voces ni sonidos, y ante eso, tomó la decisión de entrar en el lugar; estaba desocupado.

—Qué extraño.

Sólo faltaban dos días para que la reunión con Rodimus tuviera lugar, de modo que ya era momento de reunirse con el mercenario retirado y viajar hacia Cybertron, traspasar junto a él LA muralla autobot y entrevistarse con el líder; estaba seguro que, bajo su supervisión y el beneplácito del comandante supremo de los autobots, Runflight se convertiría en un estandarte de la redención, y en un futuro no muy lejano, incluso luchar junto a él en contra del asedio de los decepticons.

—Sentinel Tau.

La voz lo sorprendió, y giró hacia el umbral de la puerta de entrada; Runflight aparecía allí en forma de un lobo, mirándolo con destellantes ojos escarlata.

—Qué tal.

El otro no dijo nada, sólo cambió a robot y se le acercó.

—Me extrañó no verte al llegar.
—Perdí un poco la noción del tiempo —explicó el mercenario saludando—. Me dediqué a recorrer por última vez el asteroide; mal que mal, ha sido mi hogar hasta ahora, y no volveré otra vez.

Dio unos cuantos pasos y regresó hacia la puerta, haciendo un gesto a su interlocutor de que lo acompañara.

—No tienes que ser tan drástico —dijo Sentinel Tau con tacto—, no es necesario que te despidas de todo para siempre.

Juntos caminaron hacia un costado de la construcción, donde una serie de artefactos de fabricación propia lucían amontonados, aparentemente sin uso.

—Sí, es necesario, por completo —explicó Runflight—. A partir de hoy, ya no seré más el que se conoció, comenzaré una nueva etapa y quiero dejar todo atrás, necesito que todo esto —señaló de manera amplia el entorno—, sea parte del pasado.

Sentinel Tau lo observaba en silencio mientras se explayaba, y se convencía cada vez más de que sus decisiones al respecto habían sido las correctas.

—Reconozco que pensé, durante estos días, que podías arrepentirte de ir de cuerpo presente ante el líder autobot.

El otro se detuvo ante el montón de artefactos.

— ¿Arrepentirme? Esa idea jamás pasó por mi mente.

Eso hizo que se sintiera confundido. No era lo mismo que le dijera la vez anterior.

—No entiendo, me dijiste que tenías dudas acerca de revelar tu paradero o enfrentarte a los autobots.
—Desde luego, no sería sensato de mi parte hacer algo como eso, pero dijiste que tenías concertada una cita con el líder. Dijiste que contigo harían una excepción.
—Sí.
—Dijiste que podrías entrevistarte con él, que eras casi su mayor oficial, el más confiable.

Las palabras de Runflight denotaban cierta ansiedad, pero Tau no podía identificar a qué se debía.

—No puedo pasar por la burocracia —contestó sin saber hacia qué punto se dirigía en esa parte de la conversación, que a la vez parecía repetirse, y ser una nueva, con otro sentido—. Por eso es que te ofrecí mi compañía.
—Por eso es que nunca dudé —reflexionó el otro— De alguna manera, siempre supe que salvarte la vida sería útil, pero tengo que reconocer…
— ¿Qué quieres decir con…?
—…que nunca pensé…que tanto…

Mientras hablaban, y Tau trataba de descifrar las confusas palabras de su interlocutor, este se había ubicado, de manera estratégica, entre él y el armatoste. Con un movimiento rápido y muy fuerte, empujó al autobot hacia el amasijo de metales, que tan sólo al contacto con su cuerpo, demostró su verdadera naturaleza.

— ¿Qué significa esto?

Por instinto, Sentinel Tau intentó activar los cañones, pero lo que en apariencia era un montón de chatarra, era un sistema de tentáculos roba energía, que con una tecnología inspirada en la principal característica de los insecticons, funcionaban como sanguijuelas que se adherían y chupaban la energía de cualquier ser robótico, usando ese mismo flujo para hacerse más fuertes.

—Libérame, ¡Runflight!

El mercenario contempló a cierta distancia la macabra escena, donde el amasijo de metales envolvía el cuerpo del centinela, mientras este luchaba infructuosamente por liberarse; de haber reaccionado al momento de recibir el empujón, habría tenido una oportunidad de liberarse, pero la había perdido, por creer.

—No te alarmes, esa cosa no va a matarte.

Sin esperar más, disparó un láser al punto central de la sanguijuela energética, con lo que la desactivó; Sentinel Tau se liberó con un esfuerzo tremendo, pero sólo alcanzó a dar dos pasos antes de caer de espalda, exhausto.

— ¿Qué…qué sucede?
—Sucede —explicó el otro inclinándose sobre él—, que dejar de trabajar me dio mucho tiempo para fabricar esa cosa que consiguió inmovilizarte; debe sentirse terrible volver a caer en un estado como este.
— ¿Por qué…?
—Porque en el bando autobot hay algo que tú, Ultramagnus y un sucio loco encontraron, trasladaron y protegieron sin apreciar su inestimable poder.
— ¿De qué estás hablando?

Runflight soltó el arma; no la necesitaba en ese momento.

De la copia de la matrix de liderazgo autobot. Y ahora que tú has caído ante mí, al fin podré traspasar la Muralla sin interrupciones.

Sentinel Tau comprendió con horror que los planes de Runflight jamás habían contemplado dejar de ser quien era. Pero sí pretendía llegar hasta Rodimus. Tenía que detenerlo.

—Aunque me mates, no podrás llegar sin mí.
—No seré yo quien vaya hasta ese lugar —replicó el mercenario, con voz alegre—. ¿Por qué me pondría en riesgo a mí mismo, cuando puedo ir, disfrazado de ti?

Sentinel Tau levantó un brazo, tratando de llegar al otro que aún lo miraba con atención, inclinado sobre él.

—No los engañarás.

Runflight soltó una risa malévola.

—Claro que van a caer ante el engaño, porque no usaré un simple holograma o un disfraz. Iré hasta el centro mismo del bando autobot, convertido en ti.

El centinela sintió una punzada de terror.

—No…
—Sí —corrigió el mercenario—. Sí, y mil veces sí. Mi objetivo siempre fue el mismo, pasar al siguiente nivel, fusionando tu coraza con la mía, y ahora que he depurado la técnica, solo necesito un ingrediente más: tu chispa.

Sentinel Tau se aferró al otro, intentando extraer de sí mismo una energía que lo había abandonado por causa de la sanguijuela.

—Yo… yo confié en ti…
—Y eso —dijo el mercenario, exultante—, es algo que jamás dejaré de agradecer.
— ¡¡Noooo!!

Con un movimiento certero, Runflight clavó su mano, como una garra, en el pecho del autobot, activando a la vez el comando de conversión múltiple que había modificado durante el último tiempo; la chispa del centinela estalló en mil colores, entre un desgarrador grito de horror del caído, y la risa eufórica del mercenario, que mientras su enemigo caía, adoptaba su apariencia por completo, hasta convertirse en él.



Próximo capítulo: Tres luces, un origen

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