viernes, 3 de octubre de 2014

Declaración de juguetes




En el último tiempo hemos visto como la tecnología ha permitido que tengamos en nuestras manos, o en las de quienes pueden pagarlos, juguetes con gran diseño. Muchos nos alegramos al ver esos avances, y existen foros de discusión acerca de esos temas y las mejoras o sorpresas de las nuevas ediciones.

Pero también siento que hay una deshumanización en el mundo del coleccionismo. Me entristece ver personas que consideran valiosa una colección por el dinero invertido en ella, o que cuestionan sin miramientos las colecciones de otros por "no tener determinada figura." En otros casos la cosa se vuelve más fuerte, cuando hablamos de juguetes alternativos, knock off, de terceras compañías o de uno u otro lado del pacífico.
¿Nos estamos convirtiendo acaso en una raza de seres compulsivos, fríos y sin sentimientos?
Personalmente creo que hay peligro de eso, pero que no ha sucedido.

En mi colección tengo un gran número de transformers, originales, alternativos, de terceras compañías, de ambos lados del pacífico, gundams también originales y de otras empresas, y zords de power rangers.
Para mi el coleccionismo no es un arte, ni una facción política, ni una competencia, ni tan siquiera un estilo de vida.
Es parte de mi vida.

Me gustaría pedir, a quienes lean éste comentario, que piensen en lo que pasaba por sus mentes cuando eran niños. La emoción de ver un juguete en la vitrina, la forma en que la mente vuela al ver en pantalla a un personaje que amamos y como se vuelve real al ser de plástico y tornillos. Lo fuerte que late el corazón cuando tienes ese juguete en las manos y lo conoces, la manera en que entra en un universo sin límites y tiene vida propia, y es tu amigo, y dentro de tus fantasías puede moverse y hablar.
Eso es la esencia de todo ésto. Cuando somos niños no nos importa la marca del juguete, o la perfección de la figura, ni la precisión de la pintura o lo popular que sea; está dentro del mismo universo donde conviven los juegos con los que te levantas y te acuestas, tienen el mismo corazón.

Por eso es que hay que aprender a valorar lo que es más importante en la vida para nosotros, y sinceramente creo que si vas a coleccionar figuras de acción, estampillas, servilletas o lo que sea, lo que te lleve a eso debe ser un sentimiento tan básico y antiguo como el gusto de tenerlos, porque en esa simpleza está la mayor honestidad de la Tierra. No tengas un juguete porque alguien más lo tiene, o para darte estatus, ni tan siquiera porque puedes tenerlo. Ten un juguete porque hace mejor tu vida, porque tu corazón sigue latiendo con la misma energía que cuando eras un niño, porque sientes que tiene la misma sangre que tú. Sé honesto u honesta, colecciona con valor lo que tú desees, sea bien o mal visto por quien sea, puede ser que aquellas personas hayan perdido el norte, pero eso no significa que debas perderlo tú también; jamás olvides que mientras lo que hagas sea lo que sientes, las cosas serán mejores.

No siento que el mundo del coleccionismo se haya perdido entre todos los cambios de la era moderna, aunque si pienso que es un ambiente mucho más salvaje que cuando los que tenemos más de treinta éramos niños. Pero cuando estoy en una tienda, y veo un niño que apenas habla, correr lleno de emoción hacia la repisa de los juguetes, y se olvida del mundo haciendo hablar al objeto para otros inanimado e imitando los sonidos que hace en pantalla, entiendo que el gen original sigue vivo en cada uno de nosotros.
Solo debemos tomarnos un momento en nuestras vidas tan agitadas, recordar la verdadera razón por la que estamos llenando nuestras repisas y cómo en muchas ocasiones esos juguetes han aliviado incluso nuestras tristezas, para tener la mente clara y el corazón tranquilo.

Saludos a todos.









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